Natalia Oreiro: la casa de Palermo en la que vivió la actriz durante 18 años tiene un ambiente secreto al que siempre vuelve

Natalia Oreiro vendió la casa que habitaba en el barrio de Palermo Soho

Un festín para los ojos. Así se puede describir el oculto pasaje en el que se encuentra una de las mansiones más icónicas de la Ciudad de Buenos Aires. En una esquina de la calle Thames con un local de choripanes gourmet disimula el estallido de colores que lleva al angosto pasaje Santa Rosa cuando uno se adentra por su calle adoquinada.

La selección de la paleta de colores no es apta para todo público, ya que la impronta saturada y vibrante de los tonos no son el plato de cualquiera. Cuando uno piensa en la familia Alvear en el 1887, año en el que se construyó la casa , imagina elegancia, sobriedad y clasicismo. Pero sus posteriores dueños, muchos años después, pegaron un volantazo y derribaron este prejuicio. Hoy, dejan a todos con la boca abierta cuando ven su reconversión. Natalia Oreiro compró la casa a sus cortos 21 años, en 1998 cuando filmaba la novela Muñeca Brava , y vivió por 18 años junto a su marido, el músico de rock Ricardo Mollo , y allí nació su hijo Merlín Atahualpa.

La fachada está lejos de parecer la de una casa palermitana. Durante muchísimos años, incluso con la dueña anterior a Natalia, la casa estuvo pintada de un color rosa pálido y se la conocía como "la casa rosa del pasaje Santa Rosa". Hoy en día su fachada es una obra de arte hecha con mosaicos principalmente blancos. Lo que parecen decoraciones al azar no lo son, ya que cada columna representa a un miembro de la casa . Por ejemplo, una tiene el escudo asturiano por los orígenes familiares; la que identifica al nuevo dueño tiene los colores de San Luis de La Plata, su club de rugby -rojo, azul y blanco-, y otra el muñeco de una fábula ecuatoriana que le gusta. Otras tienen las fechas de nacimiento de los hijos y algo que los representa: llevan una corona por su hija, un Batman por el apodo de su hijo y el extracto de un texto para su otro hijo, el más intelectual. La artífice del mural es Graciela Barreto, profesora en La Plata, y estuvo ocho meses diseñando la pieza y cuatro fines de semana para su instalación contigua al portón, incluyendo una placa que luce en el ingreso.

La entrada de la casa tiene una obra de arte personalizada en la que cada columna representa a un integrante de la familia que hoy vive allí

Enfrente hay otras viviendas y paredes traseras de comercios, con fachadas igual de coloridas que la de la casa. Pero la gente que pasa frecuentemente se queda mirando la mansión o incluso pregunta si se trata de un centro cultural. Nadie imagina que es una divertida vivienda familiar.

El estallido de colores comienza desde la entrada de la casa, donde hay un caballo arcoiris

Su carta de presentación le hace justicia a su interior. Al abrir el portón, es inevitable que los ojos se vayan directamente al caballo multicolor que custodia la entrada de la casa . Delimitado por medianeras de varios metros, la propiedad se siente como un pequeño oasis dentro de la ciudad de cemento, en el que decoran el jardín una multitud de plantas variadas. Una palmera, camelias en flor, álamos, un ginkgo biloba -el árbol que sobrevivió a la bomba de Hiroshima- y otras especies japonesas, en honor a la afición de la cantante por la cultura oriental. La casa tiene 480 metros cubiertos , con tres dormitorios y cinco baños , mientras que el terreno mide aproximadamente 25 x 27 metros.

El jardín de la casa tiene una puerta que conduce al estudio donde Natalia Oreiro y Ricardo Mollo aún hoy ensayan

Anécdotas de fans...

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