Nadie quiere subir al palco

Roberto Feletti

Lo primero que Roberto Feletti les reprochó el martes a los empresarios fue el nivel de exposición que había alcanzado en los medios la discusión por los precios. En la Secretaría de Comercio, acompañado por sus colaboradores Débora Giorgi y Antonio Mezmezian, tenía enfrente a Daniel Funes de Rioja, de la cámara alimentaria Copal, y a Juan Vasco Martínez, de la Asociación de Supermercados Unidos. "Acá abajo hay como 30 periodistas y yo no los convoqué", se defendió Funes de Rioja. Feletti les pidió entonces que le bajaran el tono a la pelea. "Está bien, pero hablá con cada empresa", le contestaron. La reunión pareció terminar menos tensa de lo que había empezado pero, horas después, se conoció la resolución que congelaba casi 1500 precios de manera unilateral.

La relación entre el Gobierno y las alimentarias está en el peor momento desde que asumió Alberto Fernández. No solo por la crisis y la inflación: el establishment entero ha tomado nota de que el Presidente no encuentra el rumbo y de que ese desconcierto abarca a toda la administración. ¿Qué funcionario está en condiciones de dar una respuesta que no sea desautorizada 24 horas después? El viernes, cuatro días antes de la resolución de Feletti, el jefe del Estado había planteado públicamente en IDEA sus intenciones de llegar a un acuerdo por los precios. Y esta semana, con la medida ya publicada, un operador empresarial llamó a un interlocutor de la Secretaría de Comercio para preguntarle si podía negociar el relevo de algunos productos incluidos en el congelamiento. "Es que no sé hasta cuándo me voy a quedar acá", le contestó. La incógnita es además quién confeccionó esa lista que incluye, por ejemplo, 96 bebidas alcohólicas. Los fabricantes de alimentos la ven tan disparatada que suponen que la antecesora de Feletti, Paula Español, no dejó un solo papel y tampoco facilitó la transición. En el Gobierno dicen lo contrario: la nómina es heredada.

La campaña tampoco ayuda. ¿Tiene sentido acordar algo antes del 14 de noviembre?, se preguntan quienes encabezan las conversaciones. Ironías de la pendiente argentina, en las multinacionales empiezan a extrañar a Paula Español: dicen que una cosa es un convenio de palabra, y otra, una norma escrita que las respectivas políticas corporativas obligarán a cumplir. Es cierto que la mayor parte de los ejecutivos ha convivido siempre últimamente con precios controlados. Pero ahora creen estar frente a un kirchnerismo sin poder, la...

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