La música, los días y las palabras del Litoral

La aparición del Negro Aguirre en el panorama de la música argentina fue todo un acontecimiento. Su trilogía de discos colores -Crema (2000), Rojo (2005) y Violeta (2008)- marcó el cauce de un sonido original que se transformó en referencia para las nuevas generaciones y abrió una nueva corriente de músicos en todo el litoral argentino. "Tal vez es una camisa que me queda grande en el sentido de que todos somos parte de una contemporaneidad y todos nos influimos", reflexiona el músico, que hoy, a las 21, se presenta con su quinteto formado por Juan Pablo Pérez (guitarra y mandolina), Luis Medina (guitarra y guitarra pícolo), Gonzalo Díaz (percusión) y Fernando Silva (bajo, contrabajo y chelo), en el C.C. Haroldo Conti, Avenida del Libertador 8151, con entrada libre y gratuita.

Aguirre es de Paraná, allí vive, compone, trabaja y da clínicas, la mayor parte del tiempo. Su región lo contiene y de alguna manera marca el caudal y el pulso de toda esa música que pasa por cada uno de sus proyectos. "Tal vez al estar envuelto en ese paisaje uno no toma la verdadera conciencia de hasta dónde ese paisaje está inmerso en la música de uno. Me gusta la imagen de una canoa donde vamos atravesando diferentes músicas. La impronta podríamos definirla como muy calma, muy de estos ríos de llanura que son tranquilos, espejados -sostiene-. Ese paisaje nos va templando una forma de andar, una forma de funcionar frente a la vida, y la música es un resultado directo de eso. Para mí, es vital ir a diario a observar el atardecer al río y eso supongo suena."

Después de un tiempo guardado, el Negro Aguirre...

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