La música, los clásicos y la siempre presente Alicia

La temporada de teatro para chicos cerró con la habitual profusión de propuestas, muchas de ellas poniendo en evidencia el sólido desarrollo del género, algunas exhibiendo interesantes indagaciones escénicas. Sigue sintiéndose sin embargo el vacío dejado por Hugo Midón, a más de tres años de su temprana muerte. No surgieron aún quienes lo sucedan en el claro liderazgo innovador que ejerció durante décadas en la escena teatral infantil con obras de un nivel de producción que excedía habitualmente la escala y repercusión pública del teatro independiente.

Héctor Presa, con su profusión multifacética de propuestas, sostiene una plataforma notable en la cartelera infantil al frente del grupo La Galera Encantada. Desde obras para los más chicos, como Lindo, el patito feo, que adapta el clásico de Hans Christian Andersen para abordar los primeros escarceos del bullying, hasta un audaz -y logrado- experimento de una puesta en escena con actores con capacidades especiales y diferentes en La arena y el agua. Incursionó este año además desde dos vertientes en la música: con una nueva puesta de Locas canciones para mirar, una revisión del clásico de María Elena Walsh realizada junto al maestro Carlos Gianni, y con Un paseo por el mundo, con la Camerata Bariloche. La dupla musical-teatral de la Camerata y Presa probablemente vuelva a presentarse con una nueva propuesta en la próxima temporada, siempre de la mano de la Fundación Konex.

Entre las variadas versiones escénicas de las aventuras de Alicia, el personaje de Lewis Carroll que es una constante de las últimas temporadas, se destacó la puesta en escena de Alejandro Bustos, que juega con el teatro de sombras en torno a los juegos de danza acrobática de Tristana Muraro. Alicia, ensueño de maravillas, estrenada a fin de temporada en el Teatro Catalinas, refleja así la subversión de la realidad imaginada por Carroll, con códigos oníricos que establecen leyes físicas y lógicas propias. El grupo clownesco La Pipetuá, por su parte, exhibió la consolidación de su particular estilo en una depurada puesta de Teresa Duggan.

Los titiriteros retomaron obras de autores universales. El Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín puso en escena Androcles y el león, de Bernard Shaw, con dirección de Ariadna Bufano, y La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, de Federico García Lorca, en una puesta de María Julia Ibarra y Carlos Peláez. Eva Halac montó sobre el amplio...

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