Mundo Novak

MELBOURNE.? Es un turista. Debe llevar el sombrero, el bronceador, ropa cómoda y alguna de las cervezas que riegan el mágico Melbourne Park. Es un turista que, en realidad, tiene algunos atributos. Cada dos días, ofrece clínicas de tenis a todo público. Una pena: duran un suspiro. Cómo manejar la presión de ser un número uno, cómo desarrollar el mejor revés a dos manos del circuito, como engañar al mundo cuando, de pronto, lanza un drop. Es un turista que se pasea por el club, como cualquier hijo de vecino. Camina entre la gente que lo adora, firma autógrafos, toma un refresco, ingiere alimentos "gluten free", se va al lujoso hotel y se recuesta en el sillón a ver una buena película de suspenso. Es un viajero que decidió tomarse dos semanas para ver el mejor tenis del mundo. Que es, casi, casi, como verse reflejado en el espejo. No es, sin embargo, un personaje anónimo. Es el número uno, es Novak Djokovic; es el campeón defensor, es el hombre de los récords del año que pasó. El serbio, cuando baja del ómnibus que recorre la ciudad de visita por las elegantes avenidas Collins y Swanson o cuando pasa de largo por el río Yarra con las luces de noche, entra en la cancha, juega y arrasa. Y vuelta a vivir su vida de turista.Un año atrás, exactamente una temporada atrás, Nole era el siete de espada detrás de los anchos bravos de siempre. El tercer hombre era una frase que lo aprisionaba. Desterró las bromas por una clase de tenis que duró un año. Cómo ser el dueño del mundo en 12 meses, se puede titular el libro del Gran Nole. Un año atrás empezó esa aventura, aquí mismo, en el brillante título conseguido contra Andy Murray, el primero de los tres grandes de un año para recordar para toda la vida. Fueron 70 triunfos. El Australian Open, Wimbledon (con la frutilla con crema que significó desplazar a Rafa Nadal y ser el mejor del planeta) y el US Open. Fueron 41 victorias consecutivas. Fue el año del serbio. Y según se espía, cuando no va de compras por el Queen Victoria Market, promete seguir haciendo de las suyas. Sus partidos son un engaño a la tesorería. Duran demasiado poco. ¿Quién será su adversario en la final? Es la pregunta que anda dando vueltas. No hay con qué darle."Creo que fue aquí que mentalmente adquirí esa fuerza necesaria para ganar todo lo que gané en 2011. Empecé a creer que podía. Que podía ganar esta clase de torneos al lado de dos grandes nombres como Federer y...

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