El multicolor Lollapalooza oficialista

El presidente Alberto Fernández junto a Fernando Lugo, Evo Morales, José Mujica y Lucía Topolansky

Había terminado la puesta en escena en la Casa Rosada, donde fueron convocados por el Gobierno para que apoyaran la quita de la coparticipación a la ciudad de Buenos Aires. Promediaba la tarde del miércoles y decidieron reunirse un rato después en el viejo CFI, el Concejo Federal de Inversiones que supo ser su guarida en los tiempos duros de la Liga de gobernadores. Allí, sin colegas infieles, los mandatarios peronistas de ocho provincias hicieron una profunda catarsis . Expusieron sin filtros sus preocupaciones por el impacto que está teniendo en sus territorios la crisis económica y social y, fundamentalmente, la percepción compartida de que el presidente Alberto Fernández no exhibe capacidad de reacción ante la situación que se generó tras su ruptura con Cristina Kirchner . "No fue un encuentro en contra de nadie, sino una reunión de subsistencia porque no vemos salida. Queremos apuntalar a Alberto, pero él no se deja ayudar y nos muestra números de que no estamos tan mal. Pero nosotros vemos que el deterioro se acelera y nos inquieta porque ahora nos impacta de lleno en nuestras provincias". La confesión de uno de los gobernadores presentes refleja el estado deliberativo en el que ingresaron varios sectores del oficialismo que asumen la nueva realidad del Frente de Todos, un escenario sin reconciliación posible entre el Presidente y su vice.

Reunión de gobernadores en la Casa Rosada

Dos días antes otro sector clave del armado oficialista también había hecho el mismo planteo. Fue en la reunión que el lunes mantuvieron los jefes de la CGT y representantes industriales, al que después se sumó el propio Alberto Fernández. Ese encuentro tuvo una gestación muy curiosa: la semana previa gremialistas y empresarios habían conversado sobre la preocupación compartida por el índice inflacionario de marzo y quedaron en reunirse en la sede de Sanidad. Cuando se lo comentaron al Presidente, les dijo: "Buenísimo, me sumo". Pareció un juego de roles invertidos. Pero lejos de tratarse de un plan distendido, los gremialistas que más apoyan su gestión le plantearon duramente la necesidad de reaccionar en modo más enérgico . Así lo sintetizó uno de los gremialistas que participó del diálogo: "La falta de certidumbre política impacta en el proceso inflacionario porque todos piensan que los productos van a seguir aumentando. Y si se mantienen estos índices de inflación, no hay destino. Basta de internismos, que nos convoquen a una concertación política para acordar diez puntos centrales. Alberto tiene que reaccionar, si no, algo va a pasar". En el universo sindical el caso Antonio Caló , realmente caló. Su salida del poder de la UOM después de 18 años a manos del kirchnerista Abel Furlán fue interpretada como una señal...

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