22 muertes diarias evitables

Cuando una vida, frágil de por sí, se ve truncada por un hecho fortuito y evitable, el dolor por su pérdida se acrecienta exponencialmente. Es por eso que, desde estas columnas, no dejamos de insistir y ocuparnos de una cuestión tan relevante y preocupante como los siniestros viales. El luctuoso saldo de muerte y discapacidad se ha colado en nuestra realidad cotidiana, entretejiendo silenciosamente un escenario sobre el cual, ya casi acostumbrados, protagonizamos con distinto grado de responsabilidad esta terrible tragedia que no logra superar la desidia."Atropelló y mató", "Picadas de la muerte", "Violación de semáforos", "Exceso de velocidad", "Conductor alcoholizado", "Falta de cinturón de seguridad" o "Sin casco" son sólo algunos de los escalofriantes títulos periodísticos asociados a vidas perdidas a los que nos tiene acostumbrada la realidad. Las pérdidas económicas que traen aparejadas las caóticas condiciones del tránsito y que superan los 10.000 millones de dólares anuales son irrelevantes frente a la pérdida de una sola de las vidas que hubiera podido evitarse.Según un informe de la asociación civil Luchemos por la Vida, 152.970 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito en la Argentina en los últimos 20 años. Imaginemos cuántas más, con graves secuelas, físicas y psíquicas, habrán sobrevivido, apenas "sobrevivido", y cuántas son las familias destrozadas que jamás superarán el absoluto desconsuelo en el que los sume la pérdida. Un simple y frío cálculo matemático revela que el promedio asciende a 22 muertes diarias.Nuestro país tiene una larga deuda de años en este campo en el que hay tanto por hacer, aunando esfuerzos...

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