La muerte del poeta: nuevas hipótesis tras los restos de García Lorca

MADRID.- La clave de su muerte estuvo siempre allí, publicada, representada, escrita de puño y letra; un presagio fatídico que ahora, casi 80 años después del crimen, cobra otra dimensión. "La casa de Bernarda Alba es una venganza literaria", asegura el historiador andaluz Miguel Caballero, que parte de esta hipótesis para desandar el camino de una tragedia cuyo germen es una rencilla familiar que culmina con el fusilamiento de . Un equipo interdisciplinario de 18 personas de todos los rincones de España lleva a cabo la compleja tarea de encontrar una aguja en un pajar, un cuerpo en una fosa común de acribillados, lanzados en un campo del pueblo de Alfacar, a 10 kilómetros de Granada, durante el horror de una madrugada de agosto en plena Guerra Civil.

Lorca es más que un simple escritor, es también un mito errante presente de un lado y otro del Atlántico. Su secuestro en la cúspide de su carrera -el 18 de agosto de 1936- y su ejecución dieron lugar a innumerables teorías. Una sostiene que su padre y sus hermanos lograron dar con el cuerpo, hoy enterrado en su casa de veraneo, en la Huerta de San Vicente, en Granada; otra argumenta que Enrique Amorim, amante de Lorca, pudo llevar sus restos a Salto, Uruguay. "El poeta de España", popular por antonomasia, homosexual y, supuestamente, de izquierda era un símbolo opuesto y oscuro a los valores que proponían los falangistas, quienes habían sido hasta este momento, hasta la teoría de Miguel Caballero, los únicos autores intelectuales y materiales del crimen. Sin embargo, la hipótesis de este historiador, en la que algunos miembros de la familia Lorca estarían implicados en su muerte y en la que se destierra el ingrediente político, es la que impulsó la investigación más seria hasta el momento para dar con sus restos. Esta teoría sostiene que, en gran medida, el crecimiento económico del padre de Lorca, Federico García Rodríguez, se habría producido en detrimento de una rama de su propia familia, quienes como represalia ejecutan a su hijo más preciado.

"Es un arqueólogo del siglo XXI", coincide con admiración el equipo al calificar a Javier Navarro Chueca, director de este proyecto e impulsor junto con Caballero de esta tarea que tiene en vilo a lectores del poeta español en todo el mundo. El epíteto parte de su maestría no sólo para comandar dispositivos tecnológicos, sino para coordinar equipos de distintas áreas y poder, a través de estos resultados tan precisos, obtener una interpretación que no deje lugar a la duda. Navarro Chueca, que es además licenciado en Letras y condujo más de 150 intervenciones arqueológicas, expresa un gran optimismo con este proyecto que aguarda obtener su subvención y que cuida que no...

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