La muerte de empresas perseguidas y acorraladas

Como si se tratara de un organismo vivo, los especialistas hablan de la "muerte" de empresas para referirse a un fenómeno en crecimiento en la Argentina y, por ende, preocupante. Y no se equivocan, por cuanto, independientemente de su origen –privadas, estatales o mixtas, nacionales o extranjeras–, l http://www.lanacion.com.ar/1625062-hay-que-promover-un-clima-de-negociosLa muerte de empresas refiere obviamente a las que por distintas razones deciden cerrar sus puertas. A esa muerte se le suma otro hecho desalentador: tampoco se crean nuevas compañías, por lo que http://www.lanacion.com.ar/1499407-cierran-pymes-de-biodiesel-por-la-baja-del-precioSegún datos oficiales recogidos y procesados por consultoras privadas, de las 402.815 empresas existentes al comienzo de la década de gobierno kirchnerista, hoy hay 602.989 como producto de los mejores balances empresariales que se registraron fundamentalmente entre aquel año y 2007. Desde entonces, y salvo por una pequeña recuperación en 2011, la cantidad de empresas que cierran ha venido superando a las que abren. El año pasado, por ejemplo, quebraron 56.108 firmas y surgieron 55.394 nuevas, es decir, hubo un saldo negativo de 714.Esa declinación coincide con el fortísimo aumento de la presión impositiva, las regulaciones crecientes y hasta superpuestas que deben afrontar las firmas establecidas en el país, especialmente desde 2008. También se agregan las trabas que impuso el cepo al dólar, las insólitas exigencias para importar y una inflación real que es prácticamente tres veces la oficial.Paralelamente, el crédito es escaso y casi nulo el fomento para que nuevos emprendedores vean en nuestro país una oportunidad de trabajo que les permita sostenerse en el mediano y largo plazo. Cabe recordar que la mayor "muerte" de empresas se da en los primeros años de comenzada una actividad.En una reciente columna de opinión publicada por LA NACION, el economista Orlando Ferreres señalaba la pesada mochila de impuestos que deben cargar las compañías. Según este analista, a esos impuestos hay que sumar las crecientes reglamentaciones para maniatarlas, lo que las lleva a una asfixia de la que no todas se pueden recuperar. El cierre de empresas, está claro, implica la pérdida de fuentes de trabajo haciendo crecer la desocupación.Falta hoy en nuestro país una campaña seria y constante para el asentamiento de nuevos proyectos y para mantener vivos, productivos e incentivados los ya existentes. Lamentablemente, los más...

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