Mou se fue sin eclipsar a Barcelona

Tan apurado para llegar como precipitado para salir. Mientras sus jugadores de Inter todavía estaban festejando en 2010 la Liga de Campeones obtenida en el Santiago Bernabéu, José Mourinho acordaba entre bambalinas con el presidente Florentino Pérez su incorporación a Real Madrid. De tan ansioso que estaba por su nuevo destino, el portugués ni siquiera acompañó al plantel a Milán para celebrar el título. Pérez también estaba urgido y no dudó en pagar 18 millones de euros por la cláusula de rescisión del contrato que unía a Mou con Inter por las siguientes temporadas.El entrenador venía de eliminar a Barcelona en las semifinales con un planteo ultraconservador y la invalorable ayuda de la fortuna. Mou era visto por entonces como la kriptonita de Guardiola, cuyo equipo y estilo de juego se estaban elevando a la categoría de referencia mundial.Mourinho estaba llamado a terminar con el ciclo del Barça, a cortar con una hegemonía que convencía por resultados y seducía por el juego. Para ello, Pérez había gastado en las últimas temporadas más de 400 millones de euros en refuerzos. El entrenador se consustanció con el papel de antítesis de Barcelona desde las declaraciones confrontativas y desafiantes hasta la implementación de un sistema de juego contragolpeador, muy atlético. En el camino, Mou entró en fricciones con parte del plantel, de la prensa, de la hinchada del Real Madrid. Al acelerarse el desgaste...

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