Moris, el eterno rebelde, festeja los cincuenta años del rock argentino

Moris entra al bar y a su paso todo se derrite. Es una de esas calurosas tardes en las que los noticieros titulan con la sensación térmica en lugar de con la temperatura ambiente y el primer rebelde del rock argentino viste una camisa hawaiana con vivos rojos, saco blanco abrochado y bermudas negras. Acarrea detrás de él una valija con ruedas bordó de la que en unos minutos extraerá un centenar de dibujos, collages, objetos de arte pop intervenidos por sus propias manos y mente. "Yo ahora el tema de la música ya lo tengo solucionado... Ahora estamos dedicados, voy a ser un poco bruto, a la propaganda, al arte plástico", dice el músico y compositor de 73 años.

Ha pasado medio siglo desde que este varón de Buenos Aires irrumpió en plena calle Corrientes arriba de una camioneta, junto a su grupo Los Beatniks, para promocionar la salida de su primer disco, el simple del tema "Rebelde", considerado el puntapié inicial del rock en castellano, al sincronizar actitud y modos rockeros, con estrategias desfachatadas, espíritu pacifista y grito de rebelión juvenil: "Rebelde me llama la gente, rebelde es mi corazón. Soy libre y quieren hacerme esclavo de una tradición".

"Para ser sinceros, lo que hicimos no causó mucho impacto en su momento. Imaginate que ese discurso antimilitarista, a favor del amor libre y la libertad, en 1966, estaba un poco adelantado. La verdad es que «Rebelde» no vendió discos", confiesa Moris sentado junto a su mesa preferida del bar ubicado justo debajo de su departamento, en Barrio Norte, y que por esas cosas del destino se llama Ayer. "Como diría Pappo: ¿Sospechoso, no?", lanza en referencia a su clásico "Ayer nomás" y ríe por la humorada.

Este año su enigmática figura será centro y eje de las celebraciones por los 50 años del rock argentino, coincidiendo con la publicación de sus memorias y la edición de un nuevo álbum que por ahora solo tendrá edición española. Antes de volver a los escenarios porteños con un show que ofrecerá esta noche, en La Usina del Arte, Moris abre las puertas de su reservada vida y reflexiona acerca de este medio siglo de rebeldía, recuerda aquella noche que, con 16 recién cumplidos, se conmovió con Bill Haley y sus Cometas, resalta el aporte de rebeldes como Javier Martínez, Pappo y Spinetta, se pregunta cómo hizo Palito Ortega para salir de la música comercial y cuenta por qué a los 70 años decidió tatuarse por primera vez.

-¿Qué era ser rebelde en 1966?

-Estar peleado con la familia, por...

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