Misterios. La aristocracia europea tiene su espacio en el célebre Cementerio de la Recoleta

Pocos lugares de la Ciudad concentran tantas historias, leyendas, mitos y cuentos como el Cementerio de la Recoleta.

La aristocracia europea tiene su espacio en el célebre Cementerio de la Recoleta. María Isabel Elisa Walewski, nieta de Napoleón e hija del conde polaco Alexandre Florian Jósef Colonna, conde Walewski, hijo natural del mismo y de la condesa polaca Marie Walewska, era una beba cuando murió en Buenos Aires el 3 de julio de 1847. Su padre, Ministro Extraordinario de Francia, llegó en misión a Buenos Aires durante el conflicto por la libre navegación de los ríos, entre la Confederación Argentina y Francia e Inglaterra. Con él viajó su mujer, María Ana Catherina Cassandra di Ricci, condesa de Bentivoglio, quien tuvo a su hija una vez llegados a Buenos Aires.

Cortejo fúnebre, en 1930, en el cementerio de la Recoleta

A los dos meses de nacer, María Isabel Elisa Walewski falleció y fue enterrada en el cementerio de la Recoleta. "Consta en el libro de inhumaciones del Cementerio de Recoleta, en el folio 395. No se sabe dónde está su tumba, aunque hay versiones de que puede estar en la de Mariquita Sánchez de Thompson. No es la actual bóveda de Mariquita, que está en el camino central, a la derecha. La primera bóveda de Mariquita Sánchez de Thompson se perdió, pero algunos creen que pudo haber estado ahí", detalla el arquitecto. Coinciden con esta versión los datos obtenidos de la pantalla táctil que funcionó en el Departamento Histórico y Artístico del Cementerio de la Recoleta, según los cuales la niña "fue traída al Cementerio del Norte sin constatar en los registros lugar de inhumación. Algunos historiadores vinculan que puede haber sido inhumada en la bóveda de Mariquita S. de Thompson por la relación de amistad que surge con la llegada del matrimonio a la Argentina". Los restos del padre de María Isabel Elisa Walewski, quien murió en 1868 en Francia, reposan en el cementerio de Père Lachaise.

Otro personaje misterioso que descansa para siempre en el histórico cementerio es quien, en sus días, se rumoreaba que era el hijo de Luis XVI, es decir, el delfín de Francia. "Se cree que llegó a la Argentina y que vivió con otro nombre, Pierre Benoît . Entre los miembros de la sociedad porteña creían que era el delfín. Siempre habló el castellano con un fuerte acento francés. No se sabe cómo llegó, fue un protegido del poder, incluso por Rosas, aún sabiendo su ascendencia francesa", detalla Ferreyra.

Retrato de Luis Carlos, delfín de la...

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