Más de lo mismo, todo un augurio para 2012

Imaginar cómo podría ser en la pantalla chica abierta el año que acaba de iniciarse no invita a entusiasmarse con promesas de originalidad. Más bien a conformarse con los augurios de un 2012 bastante parecido a 2011.Alcanza en este caso con el primer síntoma para establecer con razonable fundamento el diagnóstico completo y hasta una perspectiva cierta de terapia televisiva. Si hace exactamente un año Gran Hermano pulverizaba en las mediciones de rating a Soñando por bailar, en la segunda parte de la batalla de los reality shows veraniegos los papeles se invirtieron.Como en algunos comportamientos económicos, aquí también hay cuestiones de expectativa que funcionan como disparador. El triunfador de Soñando por bailar se sumará a las huestes de Marcelo Tinelli, que seguramente trabajará en la sintonía fina del próximo casting de ShowMatch, sobre la base de las escaramuzas del verano más frívolo en la costa atlántica y Villa Carlos Paz. En cambio, las perspectivas de inserción del futuro ganador de Gran Hermano 2012 (que empezó en 2011) son totalmente inciertas. El fantasma de Cristian Urrizaga todavía sobrevuela la pantalla para inquietud de Telefé, que parece haber reconocido la necesidad de tomar ciertos riesgos para ganar, por fin, una iniciativa que antes les era cómoda y hasta natural, pero ahora se complica porque las reglas se fijan desde el mundo Tinelli.¿Cómo recibirá el público la jugada de trasladar al horario central nocturno Dulce amor, concebida en principio para la tarde? Detrás del éxito de cualquier ficción, siempre aparecen como factor principal los méritos de una buena historia, pero cabe imaginar en este caso que habrá que ajustar algunas cosas pensando ante todo que no...

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