Misa militante, peronismo BMW y justicia tilinga

Yel piadoso vocero de Dios bajó a las cosas terrenales y habló por fin de los críticos impíos y de la maldita oposición: "¡Ellos son un despelote! -exclamó-. Les molesta que haya trabajo, que laburemos en los barrios, que tengamos universidades para educarnos o un fin de semana largo. ¡Para ellos somos basura, chorros, negros!" El sumo sacerdote de la Sedronar, convertido en iracundo arcángel de la Presidenta, se llama Juan Carlos Molina y su alegato bíblico estremeció el alma de los diez mil militantes kirchneristas que lo escuchaban arrobados en el Mercado Central. Se ignora si el padre Molina conoce los estragos que la actual política económica está causando en el empleo y el salario. ¿Sabrá que luego de una década a tasas chinas uno de cada tres argentinos trabaja en negro y que el 70 por ciento de la población general gana menos de 6000 pesos? ¿Estará enterado de que una Asignación Universal cubre sólo el 40% de la canasta oficial y apenas el 11% de la canasta real? ¿Que uno de cada tres habitantes de nuestro país es pobre y que 2.200.000 chicos pasan hambre? Tampoco se sabe si por "universidades" se refiere a las múltiples que se abrieron con metas altruistas, pero que se utilizan con turbios objetivos de propaganda y adoctrinamiento en el conurbano, o a la Universidad de la Madres, a la que luego de un oscuro desquicio financiero intentan ahora estatizar para salvar a Hebe del infierno. En cuanto a los fines de semana largos, al igual que la inflación, la Argentina bate récords mundiales, pero se desconoce por qué ese guarismo extasía tanto al hombre del púlpito, que lo menciona como si se tratara de la multiplicación de los panes y los peces.

También es extraña la alusión al "trabajo en los barrios". Nadie puede estar en desacuerdo con que se realicen tareas sociales de manera efectiva y transparente. Pero el concepto general de los kirchneristas es el clientelismo rapaz. Y la metodología específica del neocamporismo replica la vieja idea setentista del copamiento. Se apoderaron autoritariamente de los mejores cargos de la administración pública, y más tarde se metieron con dinero y ansias de mandar en todas las asociaciones y resquicios de la sociedad, y se dedicaron a dividir para reinar, siguiendo las fraternales directivas de Néstor. Un buen ejemplo de este modus operandi puede apreciarse en el club Olimpia de Los Hornos, que mostró por televisión Jorge Lanata. Se trata de una esforzada entidad barrial que se mantenía sólo a...

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