Una mirada al público y sus ganas de abrazarse

O se trató de un milagro o estamos ante el mejor público del mundo. Teniendo en cuenta las crónicas y los relatos de esta semana, hubo en Olavarría unas cuatrocientas mil personas reunidas en un predio desolado, habilitado para menos de la mitad de esa cifra; no había controles policiales ni servicios públicos; los alrededores estaban sin luz y las calles eran de tierra; no había señalización y los puestos de venta de comida y merchandising se ubicaban estratégicamente en los lugares donde el público debía desconcentrarse, interrumpiendo el paso de la multitud; no había micros para regresar y la opción de los representantes del Estado para descomprimir la situación de los que se habían quedado sin transporte fue enviar camiones de carga como si se tratara, en el mejor de los casos, de refugiados en Siria. Ir y volver del infierno del Dante hubiera sido más sencillo.

En este caos organizado murieron dos personas y hubo decenas de heridos. Pudo haber...

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