Minería sustentable: ¡argentinos, a las cosas!

Estar en contra de la minería es como estar en contra de la agricultura; sin embargo, hay gente que actúa en la Argentina como si lo estuviera. Esos comportamientos no responden en general a algún tipo de enajenación o a espíritus supersticiosos. Si fuera así, no se entenderían tampoco las conductas que han echado por la borda durante décadas las tradiciones que hicieron posible una educación pública ejemplar, proclamado que las deudas del país con el exterior deben quedar sin pagarse o que la sociedad puede gastar sistemática y eternamente más de lo que produce sin consecuencia alguna.El pensamiento mágico ha prevalecido de tal manera en muchos órdenes de la vida colectiva que así estamos. Siete provincias tienen legislaciones restrictivas para las actividades mineras, y tres de ellas, de manera particular: Chubut, Córdoba y Mendoza. El caso más notable es el de Chubut, que por una ley de 2003 prohíbe la minería a cielo abierto. Se debate, desde hace tiempo, la introducción de cambios que permitan una suerte de zonificación por la cual su tan inmensa como desierta meseta central pueda aprovechar las posibilidades que brinda la naturaleza.En nombre de un supuesto progresismo ecológico, que es otro de los sombreros con los que agitan las calles los ideologismos decadentes pero no exentos de recursos que suelen provenir de organizaciones europeas y de populismos de toda especie, se ha trabado un reclamo hecho en aquel sentido por los intendentes de la mesa central chubutense. Esperemos que estos logren su objetivo y se ponga allí en marcha una minería moderna y sustentable, o sea, compatible con la preservación ambiental. No debe olvidarse que las prohibiciones mencionadas no son solamente el resultado de una satanización de la actividad, muchas veces de origen ideológico, sino que a menudo son fruto de un deficiente proceso de evaluación de impacto ambiental y participación ciudadana que ha producido una reacción adversa -y a veces violenta- en las comunidades locales, y que ha llevado a las autoridades, permeables a estos reclamos, a optar por la prohibición completa de la actividad.La reciente separación ministerial entre las áreas de Energía y Minería, y la inclusión de esta última en el Ministerio de la Producción, ha abierto expectativas. El ingeniero Daniel Meilán, que demostró conocimiento y eficiencia las veces que se ocupó de estas cuestiones, ha cedido su lugar a Carolina Sánchez, ingeniera en recursos naturales y medio ambiente...

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