Milei, ante el potencial de la rabia conurbana

Javier Milei

Aparato y territorialidad , el kit de la política para consolidar triunfos nacionales o en provincias clave se muestra cada vez más oxidado. La rabia y la apatía ciudadana licúan las promesas que la caja de herramientas profesionales de la política viene lanzando desde hace décadas: concurrencia a las urnas, como mínimo, y consolidación del voto propio con ampliación de la base electoral, como máximo. Es decir, asegurar el voto, ganar y por mucho en cada lugar y con sus candidatos. Ahora, el bisturí político que opera sobre la participación ciudadana y sueña con custodiar su voto con una red de fiscales que le pongan la cereza a la torta en la jornada electoral no logra ni lo básico: sacar a los propios del sillón y que muevan el esqueleto hasta la urna un domingo . La abstención electoral, que se mostró creciente en las elecciones de 2021, sigue su viaje al infinito y más allá del esfuerzo denodado de la política. Y tiene beneficiarios: por ejemplo, Javier Milei .

A la política de la rabia contra una dirigencia percibida como creadora de más problemas antes que de soluciones, ahora se le suma una subespecie que se constata en las internas dirimidas en elecciones: la fiaca electoral incluso entre votantes partidarios acostumbrados al ritual ciudadano del voto que ni se mosquean cuando les llega el turno de tener la sartén por el mango: a la hora de emitir el voto, dejan pasar la oportunidad. Prefieren quedarse en casa . Llegó la etapa de la rabia contra los aparatos electorales clásicos, a pesar de lealtades familiares, históricas e ideológicas.

Se vio el domingo en La Pampa, en la primaria -no obligatoria- para elegir candidatos a gobernador. La única interna habilitada fue la de Juntos por el Cambio. El resto de los frentes presentaron lista única y no participaron. El postulante radical, Martín Berhongaray , será el candidato a gobernador por la coalición opositora. Le ganó al de Pro, Martín Maquieyra . De ahí se deriva un sinfín de análisis sobre el avance de la influencia radical, la derrota del larretismo y el balance de fuerzas dentro de la interna presidencial de Juntos por el Cambio. Pero el resultado más significativo por su proyección nacional fue otro, que algunas crónicas periodísticas sintetizaron con un título que se está volviendo lugar común: " El verdadero protagonista fue la abstención electoral ".

El radical Berhongaray se quedó con el 56% de los votos; Maquieyra, con el 43,7%. Pero cualquier ilusión de...

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