Mil trampas para dibujar las bajas y las alzas

El modo de medir la deuda pública interna y externa es un trampa habitual de los políticos de turno para hacerla parecer más baja. La primera es considerar sólo la "deuda externa", que en general es deuda en moneda extranjera, pero puede estar en manos de personas o empresas que residen en el país y sometida a los tribunales argentinos. Por ejemplo, ¿cuántos jubilados cobraron sus acreencias contra el sistema público de reparto en títulos Bocon en dólares? Y descartar también la emitida en moneda local o con organismos del sector público, como si jamás hubiera que pagarla. La que tiene el Tesoro con la Anses en la actualidad es un caso.Otro clásico es no considerar la "deuda contingente". Por ejemplo, los juicios con sentencia en favor de jubilados que el Gobierno se niega a pagar. Pasó lo mismo en tiempos de Raúl Alfonsín, a cuya administración le cayó encima una bola de nieve que, por cierto, también había dejado crecer. Declaró emergencia y no pagó las sentencias en medio de una crisis fiscal catastrófica.Cuando el Congreso decidió pagar con bonos, comenzó la alarma. ¡Cómo crece la deuda! Ya existía: simplemente se comenzó a contabilizarla y pagarla. También creció por el déficit fiscal...

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