Mienten como cosacos, pero son divertidos

Con la promesa de que será por única vez, cedemos el comienzo de la columna a la diputada Victoria Tolosa Paz. Se lo ha ganado. Acaba de declarar: "Por fin nos vamos a sacar al Fondo Monetario de encima". Es una falacia monumental, pero a la que no le falta gracia: el inminente acuerdo con el FMI, que ella defiende, consiste en un préstamo a diez años de 44.000 millones de dólares, que, entre otras condiciones aceptadas por el Gobierno, implica que vengan cada tres meses a contarnos las costillas . Los que conocen a Vicky Hot me aseguran que no es que le guste mentir, sino que las mentiras se le escapan.

Es cierto: está a distancia sideral de Gildo Insfrán. "En los cuatro años del gobierno de Macri, nuestra provincia no recibió absolutamente nada -dijo el lunes el dictadorzuelo de Formosa-. Y todas las obras que estábamos ejecutando desde la época de Cristina las suspendieron". Otro grande del buen humor. Un video cruel lo muestra en dos oportunidades parado junto al entonces presidente Macri, al que le agradece cinco importantes obras, que describe una por una, hechas con aportes del Tesoro nacional. "Es de buena gente ser agradecido, señor Presidente", le dice, torciendo la cabeza para mirarlo a los ojos. Un dulce.

En política, la verdad ha pasado de moda. Cristina macaneó profusamente a lo largo de ocho años ("En la Argentina no hay cepo cambiario", "La pobreza está por debajo del 5%" -estaba en 35%-, "¿Mi fortuna? Soy una abogada exitosa"), y aun hoy, con menos micrófonos, le gusta inventar datos e historias. Reconozco que lo hace con donaire (diría mi abuela), con firmeza, impostando autoridad. Pipí cucú (esto es de mi abuelo).

Macron se negó a que los rusos obtuvieran su ADN; Alberto, no; es decir, ahora lo

conocen bien. ¡Por favor, cuenten algo!

Ahora, quien más contribuye a que extrañemos los tiempos en que los políticos no siempre mentían es el benemérito profesor Fernández: desde que es presidente no se le conocen verdades. Investigadores de diversos países han llegado a Buenos Aires para analizar párrafo por párrafo todos sus discursos, declaraciones, entrevistas, tuits y hasta comentarios sueltos, y no han encontrado nada. También vino una comisión certificadora del Guinness, porque parece que está a solo un puñado de mentiras -no ha trascendido cuántas le faltan- de hacerse del récord mundial. Hablé con algunos de estos expertos y están maravillados: se requieren condiciones muy excepcionales para sostener inalterable durante...

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