Los miedos del Gobierno y el miedo del país

Uno por uno, los miedos que tenía el Gobierno se han ido concretando. El principal de ellos era no poder continuar en el poder más allá del 10 de diciembre de 2015, que marca el fin del segundo mandato constitucional de Cristina Kirchner. No habrá "re-reelección", por lo visto, no sólo porque existe una barrera constitucional que la prohíbe, sino también porque esta barrera sería insuperable sin una abrumadora mayoría continuista que cambiara la Constitución. Cristina la obtuvo en 2011, cuando bordeó el 54% de los votos, pero hoy ya se le ha reducido a la mitad.El principal miedo del Gobierno, el de perder el poder de aquí a un año, se ha ido convirtiendo así en una certeza. Si Cristina fuera auténticamente republicana, la agonía de su poder no sería un drama porque ésta es después de todo la esencia de las repúblicas. Los gobiernos de las repúblicas son cortos porque tienen un plazo insuperable, en tanto que las monarquías son largas por ser hereditarias. Lo cual no excluye que haya repúblicas en definitiva largas porque cumplen invariablemente sus cortos plazos. La república norteamericana, por ejemplo, ya lleva dos siglos de continuidad. Tampoco las monarquías aseguran por otra parte que serán largas cuando las conmueve el temblor de la inestabilidad. Nosotros hemos tenido la experiencia de los gobiernos militares que quisieron ser largos y no pudieron impedir ser a veces más cortos aún que los gobiernos republicanos. Es que la estabilidad no depende al fin de la intención de los gobernantes, sino de su carácter y de su habilidad.Néstor Kirchner había concebido una continuidad cuasi monárquica a través de la alternancia conyugal con su esposa en la cima del poder. Su muerte burló esta pretensión, al demostrarle cruelmente que hasta él era mortal. Cristina también pretende perdurar en el poder, quizás a través de su hijo Máximo, pero, si bien la influencia de éste en el seno de la familia presidencial es considerable, al parecer no alcanza para convertirlo en un pretendiente con serias posibilidades. Si la Presidenta quisiera buscar la continuidad, lo lógico sería, para ella, designar a un sucesor. Pero este rodeo, precipitando la sucesión, privaría a Cristina, en lo inmediato, de la totalidad del poder que ahora ejerce. No hay solución a la vista, entonces; para Cristina, su ecuación del poder es todo o nada. Hasta el 10 de diciembre de 2015 será todo. Al día siguiente de que se agote su plazo constitucional será casi nada.¿Había otro camino para...

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