Microcréditos, con el desafío de incluir a partir de las finanzas

En 1755 un terremoto destruyó en gran medida la ciudad de Lisboa. Viendo el desastre, el rey ordenó actuar según tres prioridades: cerrar los puertos, enterrar a los muertos y cuidar a los vivos. La historia fue reseñada por Denise Ferreyra, presidenta de la Red Argentina de Instituciones de Microcrédito (Radim), para trazar un paralelismo con la coyuntura argentina y su impacto en el sector de las microfinanzas, dedicado principalmente a otorgar pequeños préstamos en poblaciones que sufren la pobreza, con metodologías que implican una garantía solidaria y recíproca que asumen los integrantes de un grupo de prestatarios y, muchas veces, la conformación de bancos comunales de autogestión entre personas de un mismo barrio. Cerrar los puertos, describió Ferreyra, es trabajar sobre los riesgos; enterrar a los muertos es dejar de lado lo que ahora no será viable, y cuidar a los vivos es ocuparse de los recursos disponibles pero, prioritariamente, de las personas que son parte de este sistema."En estas situaciones tienen un lugar de preeminencia los rescatistas y en ese lugar está el sector de las microfinanzas", dijo Ferreyra, también directora de Pro Mujer (una entidad que trabaja en el norte argentino), quien destacó una particularidad: el sector trabaja "para que la inclusión financiera lleve a la inclusión económica", una dinámica que, por lo general, se piensa al revés. La directiva inauguró la jornada anual del sector, organizada por Radim, que se realizó el jueves pasado en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en la que no estuvo ausente la mención al nuevo escenario que, con una suba de la tasa de inflación, dificultades en el mercado laboral y una caída del poder adquisitivo, tenderá a empeorar los indicadores de la realidad social.El último mapeo sectorial, con datos a marzo, permitió relevar que en el país hay 62 instituciones de microfinanzas, con 94.364 préstamos (corresponden a 88.238 prestatarios) por un total de $2452 millones. El 89% de las entidades son asociaciones sin fines de lucro y el 11%, sociedades anónimas. El relevamiento fue realizado por Radim, la Comisión Nacional de Microcréditos (Conami) y Foncap Finanzas Inclusivas, una empresa con participación estatal que hoy fondea con $100 millones a 27 organizaciones."Nuestro trabajo se dirige a los que llamamos los trabajadores de la economía popular, y una de las líneas de trabajo es la del autoempleo -describió el secretario de Economía Social, Matías Kelly...

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