Messi siempre deja huella en Córdoba

CORDOBA.- Él no se enojaba ni devolvía miradas con sorna, pero necesitaba el cobijo popular. Al mejor del mundo no lo respetaban en su país; no podía gambetear ese rol de intruso que se le había asignado. Increíblemente la lucha continúa, pero todo comenzó a cambiar a partir de un día, un estadio, una provincia. Una helada noche santafecina de julio de 2011, atribulado como nunca y silbado como ya no ocurriría, Lionel Messi dejó la cancha de Colón luego de un oscuro 0-0 con Colombia. Cinco días después, se marchó del estadio Mario Kempes ovacionado tras ganarle 3 a 0 a Costa Rica por una Copa América que todavía preparaba otra trampa. Pero Córdoba había sembrado la semilla de un amor que empezó a desafiar tantas sospechas. Messi no lo olvida.

Mientras el planeta lo reverenciaba, por acá comenzaba a alinear algunas adhesiones. Córdoba creyó en Messi antes que varios. La persecución se calmó, aunque jamás iba a desaparecer totalmente. Hasta que otra noche, ahora en septiembre de 2012, Córdoba lo volvió a contener. Otra vez le endulzó los oídos. Messi no lo olvida. El Kempes repleto, con casi 11 millones de pesos de recaudación, una cifra inusual para entonces, se rindió a sus pies. Cautivante, atrapó a todos. Dos pelotas en los palos precedieron su fantástico tiro libre para cerrar el 3-1 sobre Paraguay, en las eliminatorias rumbo a Brasil 2014. Fue su primer festejo albiceleste de tiro libre. Fue su 28vo gol en la selección..., cuando hoy ya encadena 49 y atropella a la leyenda de Gabriel Batistuta, que convirtió 56, aunque luego dos goles no recibieron la homologación de la FIFA por no anotarse en partidos clase A. ¿Qué son 56 o 54? ¡Qué va! Messi es vorazmente paciente. Primero lo primero, y si esta noche al menos convierte uno, llegará al medio centenar, y así entrará en el Club de los 50, una membresía con un único huésped, precisamente Batistuta. ¿Coincidencias? Batigol marcó su grito 50... en Córdoba, en un amistoso que la Argentina le ganó 2-1 a Colombia, en 1999.

La apuntada noche de 2012 en el Kempes nunca se borró de la mente de Messi. Nunca lo habían ovacionado tanto ni tantas veces en una cancha argentina. Casi cuatro años después, sabe como nadie el lugar que ocupa, por eso asume naturalmente su protagonismo. Y lo ejerce sin estridencias para invitar a sus compañeros a que se acerquen a la gente. Es saludable que el líder inyecte esa filosofía. Esta noche le propondrá al...

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