Messi nos mira, y como que no entiende nada

Desde este humilde espacio -o plataforma, para que suene más techie- hago un ferviente llamado a la solidaridad. La urgencia de la hora así lo reclama . Convoco al pueblo argentino, desde La Quiaca hasta los campos de Lázaro Báez, desde la Cordillera hasta el coto recaudador de Massita en la Aduana; a todos los estamentos, instituciones y ONG; a los distintos credos, a los que ya no creen en nada, a los estoicos que siguen viviendo acá, a los que han convertido a Ezeiza en aeropuerto de salida, a propios, a extraños, en fin, a hombres y mujeres de bien, y del mal también, a unirnos para elevar una plegaria a nuestros gobernantes: señores del poder, ahora que han llegado al país, para festejar con nosotros, los campeones del mundo, ¿podrían ser tan amables de disimular un poco? En serio, es por un rato, por unos días. No les estamos pidiendo tanto: que se llamen a silencio, que se muestren mínimamente razonables -es decir, que no se muestren, que se guarden-, cosa de no hacer papelones. La Scaloneta vino a visitarnos, a compartir la gran Copa, y ustedes la reciben con semejante berenjenal. Esta semana yo iba leyendo las noticias y pensaba: ojalá que a Messi lo tengan entretenido con asados y de acá para allá; porque imagínense lo que es pasar de Macron a Alberto, de París a la Santiago del Estero by Zamora, del euro a los restos humeantes del peso. Alguien escribió en Twitter: vino Messi y aflojó el calor, llovió en el campo y volvió la luz. Bien por ese optimista. Yo tiendo a ver el vaso medio vacío: desde que llegó, Kicillof y Berni zamarrearon a Aníbal porque les mandó fuerzas federales para enfrentar la inseguridad; Malena Galmarini, mujer, vocera, escudera y broker de Massita, expuso públicamente su rabieta por las operaciones de la Casa Rosada contra su marido; Alberto inauguró un tren que sale de Mendoza en verano y llega a Buenos Aires en invierno, con la lengua afuera; Alberto se peleó con Chile; Wado de Pedro habló bien de Massita y mal del plan económico de Massita, y, horror de los horrores, el gobierno de la triple pensionada Cristina cargó contra la caja de los jubilados: le manoteó dólares y a cambio le entregó, en pesos, una suma equivalente a 14 toneladas de piedras.

El problema no es que Messi se escandalice, sino que no entiende nada. ¿El Presidente le rema en contra a su ministro de Economía? ¿Kichi y Berni no quieren reforzar la seguridad? ¿Para hacer el mismo trayecto un tren tarda hoy más de lo que tardaba 30 años...

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