En el mercado falta ingenio

Todos corren detrás de la misma zanahoria. Apenas trasciende el nombre de un jugador para convertirse en potencial refuerzo de un equipo, las alarmas se disparan en otros varios clubes que, por las dudas, intervienen en el mercado por la misma figurita. Quienes abrieron los ojos tarde adoptan posturas temerarias con tal de recuperar el tiempo; mientras todos entablan negociaciones, los agentes de aquellos futbolistas que se presentan como las últimas joyas publicitan por los distintos medios las cualidades y la interminable y pocas veces comprobada lista de pretendientes que tienen sus representados.

La institución dueña del pase aprovecha la puja y eleva la cotización, a la caza de una transferencia que pudiera terminar, como por arte de magia, con la deuda contraída durante varios años de desajustes. Toda una síntesis de la escasa imaginación de los dirigentes y de la floja tarea de seguimiento de los entrenadores, que optan por el apellido del momento antes que descubrir a aquel jugador de bajo costo que puede ofrecerle los mismos servicios que la supuesta estrella.

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