Menem y el Consejo de la Magistratura

Por increíble que parezca, la impronta de Carlos Saul Menem sigue vigente, reivindicada y renovada en la política argentina.

El fallecido expresidente, hoy defenestrado y criticado impiadosamente por muchos de los mismos que -hace pocos años- eran sus más fanáticos seguidores, tuvo como principal nota de su modo de gobernar el ceder partes del poder del Estado a las corporaciones y factores de presión o interés.

Fue así que cedió el Ministerio de Economía a la multinacional Bunge y Born, el Ministerio de Educación al rector de una universidad privada, el control de los seguros a las compañías, etc. . Cuando tuvo que discutir su reelección, también cedió, pero en este caso a las exigencias de un Raúl Alfonsín que, con firmeza en las convicciones y perspectiva histórica, le arrancó a cambio un conjunto de propuestas renovadoras del modelo constitucional, entre ellas, la introducción del Consejo de la Magistratura, cuya finalidad esencial fue asegurar la idoneidad e independencia de los jueces y sustraer la administración del Poder Judicial a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para que esta se dedique exclusivamente a su rol jurisdiccional.

Coherente con tal línea de acción en el uso, conservación y administración del poder (absolutamente exitosa desde una perspectiva exclusivamente pragmática), cuando debió organizarse el primer Consejo de la Magistratura se siguió a rajatabla la premisa del menemismo. Para evitar peleas y conflictos, mejor que estén todos adentro. Así se conformó el primer Consejo de la Magistratura bajo el sello indeleble de Menem, con todos adentro.

Le corresponde a la diputada y politóloga Ana Carla Carrizo este preciso señalamiento, del cual no podemos prescindir pues las instituciones no surgen casualmente, sino que son el producto de un contexto determinado.

Menem debió ceder ante presión republicana y aceptó la creación del Consejo de la Magistratura, pero al avanzar su conformación se aseguró que todas las corporaciones y factores de poder quedaran satisfechos. Esa es la explicación histórica de un consejo elefantiásico con 20 miembros, pues había que dar intervención al todopoderoso Senado de la Nación, y asegurar la presencia del Poder Ejecutivo, para "meter la cuchara" en el proceso de evaluación. Un absurdo absoluto . El Consejo de la Magistratura fue creado para limitar los poderes de designación de los jueces que tenían -y conservan- esos estamentos estatales. La ley los introdujo nuevamente en la etapa...

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