Más que memoria, historia, verdad y justicia

El comedor de la Policía Federal tras el ataque de Montoneros

Varios libros de investigación periodística -entre ellos, Masacre en el comedor - han documentado graves violaciones a los derechos humanos cometidas por los grupos guerrilleros que operaban en la Argentina en la década del 70, tanto en gobiernos democráticos como militares.

Sin embargo, el oficialismo y, también, amplios sectores de la oposición continúan negando esa realidad histórica y, en consecuencia, la existencia de víctimas de esos asesinatos y atentados con bombas, que siguen siendo invisibles para lo que podríamos denominar el establishment político.

Sirva como ejemplo el atentado al comedor de la Policía Federal del 2 de julio de 1976 , reivindicado pronta y orgullosamente por Montoneros, que provocó veintitrés muertos y ciento diez heridos; fue el ataque más sangriento de los 70.

Las parejas, los hijos, los camaradas y los amigos de los muertos en el comedor policial prefirieron durante años callar sus tristes historias, convencidos de que muy pocos los escucharían y de que unos cuantos los recriminarían.

Recién se animaron a salir de la oscuridad en la que habían sido depositados al ser entrevistados para Masacre en el comedor .

" Creo que no soportaría que alguien me contestara , por ejemplo: ‘Los militares hicieron cosas horribles’. ¡Mi mamá no tenía nada que ver; era una pobre trabajadora, que cumplía tareas administrativas y ni siquiera portaba armas!", señaló Liliana Tejedo, hija única de la cabo Elba Gazpio.

Una suerte del "por algo habrá sido" que afligía a los parientes de las víctimas de la salvaje represión ilegal del Estado durante la dictadura, pero al revés, aunque con el mismo objetivo: negar a los otros los derechos humanos más elementales, incluso el de expresar su dolor.

Alejandra Cepeda, hija de Josefina Melucci de Cepeda, la única persona civil que murió en el estrago, contó que nunca pudo comprender cómo fue que, de pronto, se quedó sin mamá a los once años y tuvo que hacerse cargo, junto con su papá, de su hermano de diez y su hermanita de cinco.

Josefina trabajaba en YPF ; se entiende que, si hubiera muerto del otro lado, víctima de los militares, la policía o algún grupo paraestatal, hoy sería honrada con placas de todo tipo en la sede central de la empresa estatal, en Puerto Madero, al igual que sus hijos y demás descendencia.

Gloria Paulik, hija del sargento Juan Paulik, sostuvo que recién pudo hacer el duelo varios años después, cuando, con...

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