En medio del pantano se esconde una esperanza realista

Más que nunca, el consumo se ha vuelto un ansiolítico; el restaurante, el bar, el recital, el teatro, la cancha, el cine o el shopping brindan alegrías efímeras que operan más como sedantes que como fuentes del entusiasmo

La sociedad argentina atraviesa un momento opaco. Está mal y teme que las cosas puedan empeorar de modo imprevisto en cualquier momento. A diferencia de otras crisis que, a la distancia, hoy juzga durísimas, pero "clásicas", encuentra una fisonomía diferente en el tiempo actual. Esta es una crisis agónica que devora expectativas, sueños y proyectos en etapas. Los argentinos se sienten en una especie de pantano. Hacen fuerza para no hundirse en el fango sin encontrar ninguna base sólida sobre la cual apoyarse para salir de ese terreno denso, espeso y amenazante. Algunos esbozan cierto optimismo un tanto vacío que no logran fundamentar más que en el propio deseo de que las cosas sean diferentes y en una cuestión de fe: "Al final, siempre salimos" .

Pero la gran mayoría se percibe rodeada de evidencias que la conducen al hastío, el hartazgo y la apatía. Para ellos la realidad hoy no solo ya no genera motivos para el entusiasmo, sino que ahora trae una carga negativa que bordea lo tóxico. Desde ahí, no hay ningún futuro posible que les resulte alentador. La frase que resume ese sentir mayoritario está ganando una peligrosa densidad en las conversaciones cotidianas: "Esto ya no tiene arreglo".

Describo aquí en una apretada síntesis algunos de los hallazgos preliminares de nuestro monitor cualitativo del humor social que concluimos el pasado viernes. Como toda foto, es eso, una foto. Expresa el sentir colectivo de un momento puntual que naturalmente puede cambiar, especialmente en una población tan ciclotímica como la nuestra.

El problema es que si miramos la película , el continuo se está volviendo cada vez más oscuro. Este fotograma solo confirma el contenido central del largometraje.

Peter Drucker , considerado el padre de la gestión empresarial moderna, entre tantas enseñanzas elaboró un pensamiento que trasciende el mundo de los negocios y que es válido para cualquier tipo de liderazgo, incluyendo el político: "La cultura se come a la estrategia en el desayuno". Pensando en las compañías, él sostenía que si quienes tenían que implementar las acciones definidas no creían en ellas, las chances de concretar el plan diseñado eran nulas.

La resistencia al cambio es el peor enemigo de las promesas más atractivas. Los líderes...

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