Media training de apuro para Scioli

Estaba profundamente dormido cuando, de milagro, oí sonar mi teléfono. En un esfuerzo sobrehumano abrí los ojos y llegué a leer en la pantalla: "El Leal". Me pareció raro que me llamara tan temprano -no eran más de las 8-, porque a esa hora suele estar haciendo su rutina de gym y running. ", a qué debo este honor", balbuceé con voz de ultratumba. Sabe que por mi trabajo en el diario me acuesto tarde, sabe que no me despierto temprano, sabe que odio que me saquen de la cama, pero sospecho que de mi vida personal no retiene nada. "Te necesito", contestó. "Venite ya mismo a La Ñata."

Una hora y media después estaba ahí, en esa espectacular quinta de Tigre con estadio de fútbol y un helipuerto que le costó medio millón de dólares. Una ganga al lado de lo que le debe haber costado el estadio. La casona de 1500 metros cuadrados y el gran quincho son una especie de museo temático. El tema es él, claro. Me recibió de jogging y transpirado. Estaba muy molesto. Su entrevista con Joaquín Morales Solá para el nuevo ciclo de web TV de LA NACION lo había dejado por el piso. "Perdí por goleada. Me mató."

Yo había visto la entrevista y, es cierto, Joaquín, incisivo, punzante y sin perder la calma, lo apuró con la inflación, con La Cámpora, con Milani. Y Daniel, habitualmente una anguila para escaparse, un orfebre de la no respuesta, nunca le encontró la vuelta. "La pasé mal -confió, y a mí se me hizo un nudo en la garganta-. Si bien hasta que Cristina me confirme como candidato voy a seguir haciendo buena letra, di una imagen excesivamente kirchnerista. Dejé al 60 o 70% del electorado afuera. Por eso te llamé. Quiero y necesito seguir dando entrevistas. ¿Qué me recomendás?"

Fui de frente. "Dani, si vas a seguir hablando con medios opositores tenés que cambiar el estilo. Ese recurso de las evasivas ya no va. En un momento, cuando Joaquín insistió en que no estabas contestando algo, le dijiste que tu respuesta era «conceptual». No fue una buena salida. Admitiste que te estabas escapando." Me miraba con esos ojos tristones que a veces tiene. Pero es un profesional y escucha. La idea es compensar esa limitación política -no poder decir nada que enoje a Cristina- con actitud y recursos dialécticos. Le tiré un par de tips. "Afirmá cosas. Afirmá hasta las negaciones. Por ejemplo: He decidido no tomar decisiones. Suena bárbaro. Otro. Ante preguntas difíciles, hacé como que redoblás la apuesta: Cuánto le agradezco que me pregunte por Milani. El país se lo pregunta...

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