Una mayoría compacta, diseñada por Cristina

Una diferencia crucial distinguirá a la nueva mayoría que el oficialismo ostentará en el Congreso a partir del 10 de diciembre de la que supo conseguir allá por 2007, cuando Cristina Kirchner fue elegida por primera vez presidenta.

La diferencia no pasará por los números, sino por el ADN de los legisladores que ingresarán en ambas cámaras parlamentarias. En efecto, si bien en 2007 el kirchnerismo y sus aliados contaban con una mayoría por demás abultada, había entre sus filas referentes peronistas y no peronistas no del todo leales al "proyecto nacional y popular" que encarnaba el matrimonio Kirchner. La nueva mayoría que dominará el Congreso ahora, en cambio, será una auténtica legión leal a la Presidenta, que se ocupó de diseñar personalmente las listas de sus representantes parlamentarios para evitar futuras traiciones.

El ejemplo más palmario será el enroque de Amado Boudou, vicepresidente electo y futuro presidente del Senado, por Julio Cobos, convertido para el kirchnerismo en un "traidor" desde que votó en contra de las retenciones móviles del agro. Tras las pisadas de Cobos lo siguieron el (por ahora) peronista disidente Felipe Solá, el ex radical K Daniel Katz y la hija de desaparecidos Victoria Donda, quien viró al Frente Amplio Progresista, por sólo nombrar algunos.

Cristina Kirchner quiso, esta vez, curarse en salud. A sabiendas de que en su segundo y último momento podría afrontar las estocadas de quienes pretenden sucederla en el cargo, quiso asegurarse un ejército dócil y leal que no se quiebre ante las eventuales vicisitudes políticas de su nuevo mandato.

Con los resultados obtenidos ayer, la Presidenta cumplió su objetivo con creces: la nueva mayoría en ambas cámaras le permitirá avanzar sin demasiados contratiempos en las futuras leyes del Poder Ejecutivo. Antes de la renovación del 10 de diciembre, se comenzará a visualizar esta simbiosis parlamentaria: la oposición, apabullada por la derrota...