Mayer, su mejor año y el desafío de seguir arriba

Con esa candidez que lo identifica, Leonardo Mayer invita a "charlar" por la red de mensajería WhatsApp mientras, por esas cuestiones de la tecnología..., cruza el océano Atlántico en un vuelo que salió desde Madrid y que lo trae a Buenos Aires después de una intensa y extenuante gira. Hace aproximadamente dos meses y medio que el Yacaré no regresaba a la Argentina y su espalda, tras abandonar en la 1a rueda de París Bercy, le terminó pidiendo clemencia. "No es nada severo, sólo fue por cansancio", escribe el correntino, hombre que a mediados de agosto viajó a EE.UU. y nunca más detuvo su marcha: Winstom Salem, US Open, repechaje de Copa Davis frente a Israel -ganó dos puntos de oro-, Kuala Lumpur, Pekín, Shanghai -Roger Federer le levantó 5 match points-, Estocolmo, Valencia y, lo dicho, París. Desde aquel desafío por la Davis en Sunrise, Leo perdió seis partidos y ganó sólo dos, pero nada puede deslucir la que fue, sin dudas, la temporada más valiosa de su carrera, en la que llegó al número 25 del ATP World Tour.

"Fue un buen año desde el arranque, porque pude lograr una buena continuidad desde lo tenístico, logré jugar muchas semanas sin dolores y en un alto nivel, y eso fue muy positivo, ya que no soy un jugador muy regular que digamos, de estar todas las semanas parejo", reconoce Mayer, de 27 años, que a partir de sus sólidas actuaciones y de la baja de Juan Martín del Potro, terminará 2014 como la raqueta número 1 del país. "Fue muy bueno cumplir los objetivos que nos pusimos. Muy bueno. Y poder ganar mi primer ATP -Hamburgo, batiendo en la final al español David Ferrer- fue buenísimo, muy fuerte", explica el tenista entrenado por Leonardo Alonso y Javier Fernández, y capacitado físicamente por Mario Duré. Mayer no duda: al margen del orden, los momentos más emocionantes de su año fueron la final de Viña del Mar -perdió ante el italiano Fabio Fognini, tras pasarse la noche previa vomitando por un virus-, los octavos de final de Wimbledon, el título en Alemania y el repechaje de la Davis, en el que superó una prueba de fuego, ya que en la 3a jornada estaba obligado a vencer a Dudi Sela para que la Argentina no descendiera y, luego, Carlos Berlocq pudiera cerrar la serie.

"Si perdía, perdía, no pasaba nada. Es un deporte y podía pasar. Estaba con nervios, pero sólo me concentré en jugar y cuando gané sentí un alivio enorme, por eso después de EE.UU. me costó recuperarme y enfocarme en el circuito. Pero este año tuve un avance en lo...

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