Mauricio Macri y la Historia: el pasado como una carga

Mauricio Macri, entre Juan Domingo Perón e Hipólito Yrigoyen

Mauricio Macri ve la historia como una carga. En su nuevo libro, Para qué , sostiene: "Nuestro sistema político contaba a principios de siglo con dos grandes fuerzas tradicionales, con muchas décadas de historia, el radicalismo y el justicialismo. Ambos (...) para bien o para mal estaban cargados de pasado". Frente a los partidos tradicionales, Macri explica que el Pro había surgido para "expresar el cambio y una ruptura radical con las formas tradicionales de la política argentina". Esa ruptura con el pasado, pensada como total, sin continuidades, le impide filiar al Pro con la historia nacional. Es por eso que recurre a la Italia de la posguerra para encontrar un pasado con el que identificarse. Cuenta en su libro la historia del "Partido del hombre común", en cuya fundación participó su abuelo tras la derrota del fascismo. El partido "era un acérrimo opositor al fascismo y comunismo, había nacido frente al rechazo de los partidos tradicionales, proponía una radical reforma del estado y era defensor del libre mercado (...). Décadas después de la experiencia de mi abuelo me encontraba a mí mismo emprendiendo un camino similar".

En esta desmesurada analogía, el radicalismo quedaba junto al justicialismo en lo que Macri denomina "las formas más tradicionales de la política argentina". Mauricio mira a sus socios de coalición en el espejo de la Italia de entreguerras. Hace unos meses, en una conferencia en San Pablo, sostuvo que el populismo arrancó con Yrigoyen y después con Perón y Evita. El comentario desató el enojo de diversos dirigentes radicales. Macri se estaba metiendo con su panteón. Sin embargo, el comentario sobre Yrigoyen parece hasta moderado al lado de la vinculación de la política argentina con la de Italia de entreguerras.

Para Macri, el justicialismo y el radicalismo, como Sísifo, cargan una pesada piedra por un camino empinado, una piedra de la que no pueden desprenderse. La piedra es el pasado, una carga que, desde su perspectiva, obstruye la mirada al futuro. Para generar un "cambio cultural", Macri cree que hay que desembarazarse del pasado, tener una "visión aspiracional", puro futuro. Si Cristina Fernández de Kirchner fue una "guerrera memorial" que usó intensivamente el pasado para confrontar y Alberto Fernández un "deambulador memorial" que va de un período a otro sin un rumbo determinado, Mauricio Macri pareciera ser un " negador memorial ". Para ir hacia...

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