Masivo acto de las agrupaciones y la CGT para reclamar al Gobierno

podrá jactarse de ser la excepción entre los presidentes no peronistas desde 1983 hasta la actualidad por no . Sin embargo, la tensión guía desde el comienzo de su mandato el vínculo con los sindicatos.

Una muestra nítida de esa pulseada constante se reflejó ayer con una masiva protesta multisectorial al Congreso de la Nación. en la plaza, mientras que en el otro extremo la Policía de la Ciudad bajó las estimaciones a 30.000.

Tal vez como nunca convergieron gremios, movimientos sociales y agrupaciones piqueteras para presionar por la sanción de la ley de emergencia social, que ya tiene media sanción del Senado, y para exigir un pacto para detener la caída del empleo y la escalada de la inflación.

Fue en los últimos ocho meses. La primera había sido el 29 de abril pasado, cuando las centrales obreras se unieron para impulsar una ley antidespidos, que derivó en el primer veto presidencial.

La oposición, a través del Frente para la Victoria y del GEN, empujó en el Senado la iniciativa por la emergencia social, que contempla el aumento de un 15% de los montos de las asignaciones que distribuye el Estado y la creación de un millón de empleos formales mediante la reconversión de planes sociales.

Su viabilidad en Diputados es aún incierta, aunque lo más probable es que el proyecto se frene allí. Hay dos motivos centrales que lo detendrían. Uno, el acotado calendario legislativo. El otro es netamente político, ya que se necesitarían dos tercios de los diputados presentes para forzar su tratamiento. Difícil. Y si sorpresivamente hay luz verde y el proyecto se convirtiera en ley, su futuro tendría también destino de veto, según conjeturaron voceros del Gobierno consultados por LA NACION.

Atentos al curso que pueda adquirir la iniciativa de emergencia social, la CGT y los movimientos sociales advirtieron que podrían endurecer su postura.

"Como parte de la estrategia para acumular poder social vamos a seguir negociando, pero también vamos a confrontar si es necesario", desafió Juan Carlos Schmid, uno de los integrantes del triunvirato de mando de la central obrera.

Carlos Acuña, uno de sus pares, también ensayó una suerte de ultimátum y le habló directamente a Macri: "Se terminaron los tiempos. Queremos respuestas ya. Presidente, empiece a cumplir con los compromisos de campaña, como terminar con el impuesto al salario".

Autocrítico, Schmid, que estuvo a cargo del cierre del acto, reconoció que la CGT se ocupó durante años únicamente de los...

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