La masacre de Múnich, con ojos argentinos: a 50 años, cómo se vivió el drama desde adentro de la villa olímpica

La bandera olímpica y otras banderas nacionales ondean a media asta en el estadio olímpico de Munich el 6 de septiembre de 1972, durante la ceremonia conmemorativa de las víctimas de la toma de rehenes de miembros del equipo israelí por parte de un comando palestino el día anterior, durante los Juegos Olímpicos de Múnich 1972

Fernando Lúpiz observa todo con enorme asombro. Casi sin poder creerlo. El 5 de septiembre de 1972 acaba de comenzar, pero ya todo es y será drama en la Villa Olímpica de los Juegos de Múnich.

A menos de 50 metros de la ubicación de la delegación albiceleste, allí donde el esgrimista argentino intenta que su cerebro asimile las imágenes que el nervio óptico le transmite, se está desarrollando el acontecimiento más triste de la historia de los Juegos.

Hasta aquel momento que cambiaría para siempre la historia olímpica, la ciudad alemana vivía una gran fiesta del deporte. El sábado 26 de agosto se había realizado la ceremonia inaugural y todo transcurría con normalidad. Incluso, se produjeron grandes hechos deportivos.

Lasse Viren ganó en Munich el oro en 5000m y 10.000m

El hasta ahí ignoto atleta finlandés Lasse Viren se consagraba en los 5.000 y 10.000 metros, y en ambos establecía un nuevo récord mundial; y en la natación había un estadounidense que acaparaba todos los flashes y se encaminaba día a día a la gloria: Mark Spitz . El Albatros alcanzó el 4 de septiembre su séptima medalla de oro, récord fantástico recién superado en Beijing 2008 por su compatriota Michael Phelps.

El nadador estadounidense Mark Spitz se colgó 7 medallas de oro en Munich 72

Un día después, todo cambió . En la noche de aquel lunes, los atletas israelíes habían paseado por la ciudad, disfrutando de una de las pocas salidas que les permitía el ritmo de los juegos. Volvieron a la villa a la madrugada. Poco antes de las 5, ocho miembros de un grupo terrorista palestino denominado Septiembre Negro trepó la verja de dos metros que separaba a la villa del resto de la ciudad. Vestían ropa deportiva y unos bolsos.

Unos atletas estadounidenses los vieron y, pensando que eran colegas de otros países que se habían escapado para divertirse en el centro de Múnich, los ayudaron a entrar en la villa. Jamás sospecharon que en los bolsos tenían revólveres y granadas .

El primero que escuchó algo extraño fue el entrenador del equipo israelí de lucha, Moshé Weinberg , de 33 años. Oyó que detrás de la puerta había alguien y, sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia ella para intentar cerrarla antes de que el intruso lograra ingresar. Su rápida intervención y su grito de alerta le salvó la vida a casi una docena de deportistas, que escaparon, y a otros tantos que se escondieron, sin entender qué estaba ocurriendo.

La imagen de uno de los terroristas palestinos que atacó a la delegación de Israel en el medio de la villa olímpica

El primero en morir fue Joseph Romano, un levantador de pesas de origen libio que justo en ese instante regresaba de cenar. El israelí forcejeó con uno de los atacantes, pero en la pelea...

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