Marvin Hagler: un campeón imponente y el round más escalofriante en la era de los clásicos

La muerte de Marvin Hagler representa la desaparición de uno de los últimos monumentos vivientes que enorgullecían a la comunidad pugilística. Válido, en comparaciones históricas con campeones de tres siglos atrás y referente de las décadas del 70 y 80 donde éste deporte escribió páginas colosales. Hizo las mejores peleas y enfrentó a todas las estrellas de ese momento.Fue un duro en el ring y un astuto sobreviviente fuera del mismo. Dueño de una imagen imponente alimentada por su calva negra y lustrosa que lo convertía en un hombre poderoso e imponente hasta para estrecharle la mano. Portador de una sonrisa sonora y afinada pero irritable ante cuestionamientos o repreguntas sobre su vida. Los actos trascendentes -para él- se resolvían en una instancia, en una charla, en una gestión. Era sí o no.Se llevó consigo distintos secretos a la tumba. Uno de ellos, concitó un juego de detectives con los historiadores y estuvo dado en el año de su nacimiento: ¿1952 o 1954? Variante que lo rejuveneció cuando se acercó al título mundial y que ignoró cada vez que fue consultado.Llevó el apellido de su madre Ilda y la mayoría de sus seis hermanos tomaron la identidad del padre: Sims. Nació en los barrios pobres de Newark (New Jersey); de niño vivió todos conflictos raciales y asimiló, sin proponérselo, una instrucción elemental de cultura y religión judía. La familia se dividió y Marvin, junto a su mamá, se trasladó a Brockton ( Massachusetts) -pago natal del gran Rocky Marciano- y allí empezó su carrera de boxeador creíble de la mano de dos hermanos italianos: Pat y Goody Petronelli.Dejó gran parte de su resentimiento personal y empezó a ascender en todo. Armó una buena familia constituida con Bertha, su esposa de muchos años e hijos comunes y del corazón. Empezó a ganar desde su debut en 1973 y esperó con paciencia el retiro del santafecino Carlos Monzón, quién reinó sin apremios entre 1970 y 1977. Si bien compartieron ranking mundial desde 1975, jamás hubo gestiones oficiales para una pelea entre ellos. Hagler era semifondista en veladas en las cuales Monzón se despedía del boxeo en 1976-1977. Era zurdo, fuerte, talentoso, sabía boxear, pelear y noquear. Sin embargo, el equilibrio técnico y anímico de Monzón, hubiese prevalecido y proyectado una potencial victoria por puntos en 15 rounds ¡Fantasía nomás!Protagonizó la pelea más excitante de todos los tiempos ante Thomas Hearns, en 1985, con un KO épico en el tercer round tras haber dado vida al primer...

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