Martín Lousteau, el 'opo-oficialista'

Parecía que el dirigente más ansioso de la política argentina era Sergio Massa, pero Martín Lousteau no se queda atrás. La manera abrupta de descolgarse del gobierno de Cambiemos al abandonar la embajada argentina en Washington semanas antes de la visita del presidente Mauricio Macri a Donald Trump para disputar estas elecciones sonó a portazo.

Al cortarse solo -en cualquier equipo ser orgánico y consensuar es esencial y no está bien visto el individualismo- se cerró una puerta clave: hacer buena letra hasta 2019 y convertirse entonces en el aliado interno casi inevitable para aspirar, sólo entonces, a ser un recambio lógico como jefe de gobierno porteño, tras doce años de gestiones de Pro.

Envalentonado con haber perdido por estrecho margen en la segunda vuelta de 2015 contra Horacio Rodríguez Larreta, se decidió nuevamente a "hacer la suya" sin calcular que esta vez no contará, como hace dos años, con la avalancha de votos kirchneristas que lo apoyaron en esa instancia con tal de que Pro perdiera su principal bastión y la entonces candidatura presidencial de Macri quedara herida de muerte.

Ahora, en cambio, Lousteau ocupa un lugar híbrido y peculiar: lo que queda de la prensa kirchnerista lo define como "opo-oficialista" -porque es un férreo opositor a Rodríguez Larreta, pero casi no critica a Macri ni a Vidal-, los votantes ultramacristas no pueden ni verlo y los incondicionales seguidores de su antigua aliada Elisa Carrió no están dispuestos a abandonarla en la que todo indica será una elección plebiscitaria a su favor.

La peor noticia para Lousteau el domingo próximo no sería no ganar las elecciones capitalinas, algo del todo imposible, sino que se cumplan los vaticinios de algunos sondeos y quede en tercer lugar, detrás de Daniel Filmus, persistente candidato K en la principal ciudad argentina y, como tal, experimentado perdedor en todos y cada uno de los comicios porteños.

Que no exista la alianza Cambiemos en el distrito desde el que Macri arrancó su camino triunfal hacia la Casa Rosada, y que en su seno Lousteau no haya podido ir a las PASO contra Carrió, es algo difícil de comprender. Se parece, con los matices de cada uno, a la intransigencia de Cristina Kirchner a competir con Florencio Randazzo bajo un mismo paraguas partidario. Para Filmus, se trata, en ambos casos, de "una estrategia acordada para dividir la oposición".

Es que hasta en la aparición de "disidentes" como Lousteau, Cambiemos demuestra que ha llegado para...

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