Los Marolas. La historia detrás del clan narcofamiliar que usurpaba casas y tenía una red de soldados para vender drogas y atacar a rivales

Allanamientos de la Gendarmería en la Villa 1-11-14

Dos investigaciones independientes, una de la Justicia nacional, otra, de una fiscalía porteña, avanzaron y concluyeron en el mismo punto: el polígono sur del Barrio Padre Rodolfo Ricciardelli, la exvilla 1-11-14, dominado a sangre y fuego por Los Marolas , un clan familiar que controla un ejército de soldados que venden droga al menudeo, sirven de red de alerta temprana ante la llegada de fuerzas uniformadas y mantienen a raya a cualquier banda que quiera disputarles sus dominios, justo detrás del estadio de San Lorenzo, en el Bajo Flores. Ese sector fue, este martes, escenario de un megaoperativo del que participaron más de 500 gendarmes y que tuvo 39 allanamientos y 24 detenidos , entre ellos, la mayoría de los miembros de la organización, incluido uno de los hijos del líder de la gavilla, que había logrado escaparse por los techos y que fue encontrado escondido debajo de una cama de una casa vecina .

El apellido González; la casa de la escalera caracol de la calle 10, en el entorno enmarcado por las avenidas Bonorino y Riestra y la calle Charrúa, y las torres recostadas sobre la calle Ana María Janer, donde se erige la reurbanización del viejo asentamiento, con la avenida Perito Moreno a sus espaldas, son nombre y lugares que se repiten en los expedientes. En esas causas se describen movimientos de narcomenudeo, amenazas a vecinos a los que los narcos les usurpan casas o departamentos -para venderlos, para acopiar drogas o para vivir- y violentos ataques a organizaciones rivales . En uno de esos enfrentamientos, el 7 de febrero pasado, segaron la vida de Nayla Naomi Torrilla , que tenía solo 4 años y fue alcanzada en el tórax por uno de los 32 disparos de calibre 9 milímetros que se cruzaron las bandas en Bonorino y calle 10 . Ese crimen expuso el drama de las víctimas inocentes y el estado de terror en el que viven miles de familias en ese enclave del sur de la Ciudad.

"En el lugar trabajan los Marolas; serían tres hermanos y su padre, que tienen bajo su mando la actividad de venta de drogas, comercializa en este sector (torre 8, calle Bonorino entre Riestra y Calle 10) y en la calle 10, entre Bonorino y pasaje sin nombre, posee diferentes personas que trabajan para ellos, comentan que son muy violentos y portan armas de fuego en todo momento", dice uno de los informes incorporados a la causa que impulsó un Equipo Conjunto de Investigación (ECI) conformado por la Procuraduría de...

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