Marguerite Duras y el cine en una sensible propuesta

La lluvia de verano / Autora: Marguerite Duras / Dirección y dramaturgia: Stella Galazzi / Traducción: Lili Grinberg / Intérpretes: Alejandro Caprotta, Lili Grinberg, Marcos Moreno Martínez, Josefina Pittelli, Pablo Rinaldi, Stephanie Troiano / Escenografía y vestuario: Carlos Di Pasquo / Audiovisual y fotos: Carlina Zarzoso Paoloni y Ariel Contini / Iluminación: Marcos Pastorino / Música original y diseño sonoro: Gustavo García Mendy / Asistencia de dirección: Luciana Caruso / Producción ejecutiva: Romina Ciera / Sala: Espacio teatral El Kafka, Lambaré 866 / Funciones: Domingos, a las 21 / Duración: 70 minutos / Nuestra opinión: Muy buena.

Unas imágenes en blanco y negro se proyectan sobre el fondo de la planta escénica. Ciudades desde arriba, lejanas, imponentes. De a poco la cámara se va a acercando, llega a los suburbios ya con un plano medio y se dirige directamente a los rostros. Como un adelanto de lo que será la obra: adentrarse en la soledad de los desoídos. Esa figura que pueden representar en algunas épocas los inmigrantes; en otras las mujeres y los niños.

Es claro que a Marguerite Duras esta temática la captura y así puede verse en Hiroshima mon amour, el film que escribe para que luego lo dirija Alain Resnais y funde la Nouvelle Vague. La incomunicación, el lenguaje que no alcanza para transmitir todo el dolor, todas las sensaciones, se encarniza en esta obra en la imagen del niño, el menos escuchado de una sociedad que está alienada y que toma a todos los seres como iguales y a los niños como carentes de deseos y particularidades.

Una casa humilde que puede ser rural o en las afueras de una gran ciudad, una familia de inmigrantes que puede ser de cualquier parte y de...

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