Un Maquiavelo de cabotaje para restaurar la confianza

Sergio Massa, al salir del Congreso de la Nación

"Estos cambios audaces, este pasarse osadamente en pleno día al campo contrario, estas fugas en pos del vencedor, son el secreto de Fouché en la lucha -anota su genial biógrafo-. Ha hecho juego doble. Según sople el viento, puede sacar del bolsillo derecho una prueba de inflexibilidad y del izquierdo una prueba de humanidad; puede presentarse lo mismo como verdugo que como salvador de Lyon". De este modo describe Stefan Zweig a Joseph Fouché , ubicuo y camaleónico político que aduló y complotó contra Robespierre y Bonaparte, y que sobrevivió con su pragmatismo resbaloso y su notable talento para el giro y el engaño, a las peligrosas mutaciones del poder durante la Revolución Francesa, el imperio napoleónico y la Restauración borbónica. En el prólogo de su obra maestra, Zweig lo califica como brillante, intrigante, traicionero, escurridizo y "tránsfuga profesional". El Diccionario de la Lengua Española despeja toda duda acerca de este vocablo: "Tránsfuga: persona que abandona una organización política, empresarial o de otro género, para pasarse a otra generalmente contraria" . No se puede comparar, naturalmente, al inminente "superministro" Sergio Massa con el gran Fouché, cuya perversa inteligencia superior quedó inscripta en la historia universal, ni tampoco desvincular al peronismo troncal de esas prácticas asombrosamente acomodaticias y sin escrúpulos ideológicos, pero la lujosa crónica a que aludo -acaso el más interesante tratado de política que se haya escrito- asaltó a este articulista en pleno reseteo del cuarto y menguante gobierno kirchnerista. El pequeño Fouché del condado de Tigre pasó por todas las estaciones: fue fervoroso militante de Alsogaray, menemista de la primera hora, devoto de Duhalde, entusiasta de Néstor, soldado de Cristina, y luego antikirchnerista vehemente, impulsor de causas penales contra su antigua jefa, duro objetor de La Cámpora , acompañante terapéutico del macrismo, conspirador de piedras contra Cambiemos, súbito aliado de sus referentes peronistas más odiados, factótum de la resurrección política de la arquitecta egipcia, testigo a favor en uno de sus juicios por corrupción, nuevo amigo íntimo de los camporistas, y así hasta el infinito. Un opositor que lo conoce en su labor parlamentaria revela: "Cuando Sergio te llama a tomar unos mates siempre tenés que llevar un testigo, porque después se desdice. Y tenés que calcular de entrada que el 50% de lo que te...

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