Las manos de Perón: un misterio que, 31 años después, sigue impune

Hace exactamente 31 años, un grupo nunca identificado llevó adelante uno de los golpes más resonantes y misteriosos de la historia argentina: entraron en el cementerio de la Chacarita, se internaron en la bóveda indicada, abrieron el féretro y cortaron y se llevaron las manos de Juan Domingo Perón. Tres décadas después, la Justicia todavía busca identificar a quienes ejecutaron la mutilación. En septiembre de 1994, el juez Alberto Baños sacó del archivo el expediente y nunca más dejó de investigar el caso. Depuró el sumario y agotó todas las pistas. Hoy, la única hipótesis es que la profanación fue una operación de contrainteligencia con fines políticos, en el aún tumultuoso período inmediatamente posterior al restablecimiento de la democracia en el país.

En la causa figuran los nombres de los sospechosos de integrar el grupo operativo. Pero no hay pruebas físicas que permitan demostrar su responsabilidad en el hecho. Solo la confesión de un arrepentido podría develar el misterio.

Los peritajes determinaron que los autores de la profanación del cadáver del presidente demoraron menos de dos horas para hacer el boquete en el vidrio blindado de 8 centímetros de espesor que protegía el féretro y que usaron una sierra de Gigli para cortar las manos del general. Debido al poco espacio para accionar ese instrumento quirúrgico, los cortes fueron desparejos, aunque certeros. La mano derecha fue cortada "en el límite superior de la muñeca, sobre el cúbito y el radio"; la otra, "por debajo del límite inferior de la muñeca, en la primera línea de los huesos del carpo".

Debido a la reticencia de las fuerzas de seguridad y de los servicios de inteligencia de la Argentina para aportar información sobre los más de 30 nombres que aparecen mencionados en el expediente, el juez Baños decidió buscar ayuda de los Estados Unidos. En su medida más reciente, el magistrado solicitó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana que le informe si posee archivos clasificados o desclasificados con información sobre la profanación ocurrida el 29 de junio de 1987.

Fuentes judiciales dijeron a LA NACION que el juez había recibido un correo electrónico en el que se le indicaba que la central de espías norteamericana poseía información sobre el ataque.

"El juez presentó exhortos a través de la cancillería argentina y de la embajada de los Estados Unidos en nuestro país. Todavía no obtuvo respuestas", explicó el abogado Atilio Neira, que representa a la...

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