En las manos de los arqueros, la gran diferencia

La aparición de figuras y contrafiguras en un superclásico siempre es consecuencia de acciones que resultan determinantes y de momentos pendulantes en un partido. Generalmente la mirada siempre hace foco en los jugadores, en los de rendimientos más calificado con la pelota en los pies... Curiosamente, la custodia de los tres palos, con exclusividad y con distintos matices, fue el puesto que se ganó la atención del Boca-River disputado en la Bombonera. Se trató del partido que se resolvió por lo que pasó y por lo que no pasó en las manos de Marcelo Barovero, el más destacado, y Agustín Orion, el más señalado.El recorrido que trazó Barovero en el partido se caracterizó, entre otras cosas, por la convicción y la seguridad que dejó traslucir en cada acción que le tocó afrontar. Todo lo contrario fue Orion, cuyo error en el final del partido posibilitó a River quedarse con el clásico en la Bombonera tras 10 años de espera. A tal punto que el arquero de Boca rompió el silencio después del conflicto con su compañero Pablo Ledesma y fue especialmente a la conferencia de prensa para "pedirle disculpas a la gente, al cuerpo técnico y a los compañeros", pero también cargó contra el árbitro Néstor Pitana: "Los errores del árbitro en el primer y segundo gol le posibilita a River ganar".Podrá decirse que River siguió con chances en el partido respaldado en el rendimiento de su N° 1. Hubo un momento en el que Boca se arrimó con peligro en el área rival y Barovero respondió muy bien. En el primer tiempo, intervino ante un cabezazo difícil del Burrito Martínez y ante uno de los pocos intentos de Emmanuel Gigliotti. En el segundo capítulo, de entrada apareció ante Erbes y luego contuvo un fuerte remate de media distancia de Emanuel Insúa. En el golazo de tiro libre de Riquelme, llega tarde, pero no le cabe responsabilidad ante la magistral pegada del N° 10 xeneize.Aunque siempre se tiene...