Maniobras que reflejan un distanciamiento

Algo anda mal cuando los triunfadores de tres de los cuatro principales distritos nacionales son antikirchneristas o no pueden ni quieren manifestarse kirchneristas. El caso reciente de José Manuel de la Sota en Córdoba, después de la macrista Capital y de la antikirchnerista Santa Fe, fue el de un equilibrista consumado. No estuvo ni aquí ni allá porque sencillamente un acercamiento al kirchnerismo lo hubiera afectado en las elecciones cordobesas. No fue hipócrita: es conceptual e ideológicamente antikirchnerista. Su problema es que no puede decirlo abiertamente.Otros lo deslizan de una manera diferente. La fotografía orante del matrimonio Scioli sólo es comparable a las estatuas arrodilladas y suplicantes de los reyes de la dinastía Austria (Carlos V y Felipe II con sus respectivas familias) en el monasterio español de El Escorial. La intención de aquellas estatuas de devoción religiosa no es la misma que las fotografías pasajeras y triviales de esta campaña electoral.Scioli cometió una exuberancia estética y religiosa cuando metió a Dios en la campaña electoral sólo para subrayar otra vez que él no cree en los dioses míticos y perecederos del kirchnerismo. En rigor, el gobernador viene preocupado desde hace varias semanas por una clase media impredecible y crecientemente crítica. A ella le habló con esa fotografía que pisó el límite mismo del sacrilegio. Pero ¿puede explicarse fácilmente un gobernador kirchnerista que hace profesión de fe católica cuando el gobierno nacional mantiene una relación gélida con la jerarquía católica?No es el único obstáculo de Scioli. Ya bastantes problemas tiene con las versiones que le llegan de los intendentes del conurbano, que podrían hacer sentir su fastidio con el kirchnerismo el próximo domingo. Esos intendentes serían mucho más importantes que ahora si el lunes hubiera una Cristina Kirchner con porcentajes de votos por debajo del 40 por ciento. ¿Se animarán? Cada uno de ellos debe competir con dos o tres candidatos a intendentes kirchneristas. Es intolerable, porque el monopolio del poder es lo único que esos caudillos no discuten."Eso es fascismo", exclamó De la Sota, en un reciente coloquio de la Unión Industrial de Córdoba, luego de describir un país fragmentado y confrontado. No habló del gobierno nacional, es cierto, pero pareció retratarlo. El gobernador electo ha puesto en marcha un plan postergado durante dos años: lanzaría su candidatura presidencial cuando revalidara el liderazgo de su provincia. Con esa...

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