La malvinización del Papa Francisco

No es la primera vez que ocurre. Típico argentino. Un ejemplo lo dan las Malvinas: era muy insalubre (y peligroso) oponerse a la irresponsable invasión de esas islas. La agitación era incontenible, los pocos que criticábamos tamaña aventura éramos considerados traidores a la patria. El clima era festivo, la Plaza de Mayo estaba desbordada de agitados manifestantes que gritaban a coro "el que no salta es un inglés".

Algo parecido sucede con el insólito tratamiento del papado al que asistimos ahora. Aparentemente, el fervor religioso se multiplica. Los templos reciben nuevos fieles. Las campanas redoblan y las lágrimas también. Incluso se fabricó una "cumbia papal" en la que se burlan de los brasileros por no tener un papa. ¡Argentina! ¡Argentina! es el alarido de ocasión. Los cansados de autoritarismo, necesitados de un líder y huérfanos de conducción, se aferran al nuevo papa como símbolo de la oposición, sin percatarse de que -al igual que la llamada "oposición"- objeta las formas pero sigue en pie el "modelo" a través de la cacareada "redistribución de ingresos" y equivalentes.

Se glorifican los gestos del papa que "lo dicen todo": viajó en bus, pagó la cuenta de su hotel, se bajó del papamóvil que cambió por uno de menor tamaño, vive en Santa Marta en lugar de disfrutar de los 300 metros cuadrados de los aposentos papales y declaró que quiere "una Iglesia pobre para los pobres". Por momentos parecería que al grueso de los fieles les agradaría que el Papa celebrara misa en guayabera en medio de un galpón con piso de tierra y vendiera los palacios, pinturas, oro, inversiones en títulos y demás valores. En verdad, el gesto magnífico del Papa -no suficientemente ponderado- ha sido su consejo sobre la necesidad de acercarse al islam.

El nuevo papa sin duda está imbuido de las mejores intenciones y compenetrado de aspectos cruciales como la condena al aborto, puesto que se trata de un ser humano en acto (en potencia de muchas cosas, igual que el resto de los humanos) con toda la carga genética completa a partir de la fecundación del óvulo (sólo la magia más rudimentaria puede suponer que hay una mutación de la especie desde un mineral, vegetal o animal a la condición humana en el instante del alumbramiento). Sostiene con razón que debe preservarse la expresión "matrimonio", que proviene de una larga tradición con significado preciso y, por tanto, la extrapolación a la unión de homosexuales conduce a confundir conceptos. Suscribe el...

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