Mal momento para volver a fustigar desde el atril

Pasó como en el colegio. Un reto de la maestra y se miran entre todos: ¿quién fue el que habló? Desde el miércoles, los dirigentes fabriles intentan dilucidar quién le señaló a la Presidenta a Luis Betnaza, director del grupo Techint, como responsable de la difusión del crítico documento que la Unión Industrial Argentina (UIA) elaboró sobre el acuerdo comercial con China. Al día siguiente, por cadena nacional, la jefa del Estado se lo recriminó al holding siderúrgico.

Todo había partido de una situación en apariencia insignificante. Era el martes por la tarde y, durante una tensa reunión interna, el comité ejecutivo de la UIA intentaba apaciguar los ánimos después de las mutuas acusaciones del fin de semana. Héctor Méndez, líder de la central, ensayó entonces un gesto conciliador hacia Juan Carlos Lascurain, el metalúrgico a quien había llamado públicamente "prebendario" y "oficialista": le pidió disculpas. Betnaza buscó también distender con una confesión que lo inculpaba: "Ese lunes, el Gordo [Méndez] estaba de viaje, quedé yo a cargo de la presidencia y autoricé que el informe se difundiera". La frase desencadenó una respuesta de Lascurain: "¡Ah, Luis, hubieras dicho desde el principio eso!" Pero la confesión trascendió esos muros y cobró un vuelo inesperado. Al día siguiente, por cadena nacional, la Presidenta no nombró a Betnaza, pero le recordó a Techint que figuraba como contratista en una hidroeléctrica de San Juan que será construida con financiamiento chino, y envió un mensaje perturbador: "Realmente yo lo pensaría dos veces si fuera China. En fin, los chinos verán qué hacen. Nosotros también vamos a ver qué hacemos".

Todo dicho. La adjudicación de un contrato puede en la Argentina depender de la actitud que se tenga hacia el regulador. Nunca nadie había sido tan sincero en el universo de la obra pública. La Presidenta pareció no haber tomado conciencia del momento político que había elegido para la advertencia, ante una sociedad conmovida por la muerte de un fiscal que investigaba al Gobierno. Hasta el caso Nisman, fustigar desde el atril a alguien con quien se tuvieran diferencias podía no pasar de un escrache. Ahora se sabe que "salir con los tapones de punta" le multiplica el riesgo al escrachado.

Al Gobierno le molestó particularmente la difusión de aquel documento. Menos por el contenido que por la oportunidad. Lo entendieron Méndez, Betnaza, Miguel Acevedo y Martín Etchegoyen, los cuatro de la UIA que fueron el jueves a...

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