Macri tomó la decisión y será candidato en la Capital

Mauricio Macri camina hacia una renuncia inminente como candidato presidencial. La escasez de aliados nacionales y el riesgo de perder la Capital a manos del oficialismo kirchnerista, el 10 de julio, han influido de manera terminante en su decisión, ya casi tomada. La panoplia de pretendientes presidenciales venía de una absurda y larga sobreabundancia, pero está terminando en una conmovedora penuria. La decisión de Macri sucedería poco después de que hiciera lo mismo el dirigente más popular de la izquierda argentina, Pino Solanas, que también prefirió disputar la conducción de la Capital antes que la presidencia de la Nación.

La imposibilidad de Macri para llegar más allá con sus aspiraciones presidenciales se explica por muchas razones y, también, en sus propios errores. Una primera pregunta consiste en saber por qué Francisco de Narváez puede hablar con todo el mundo político, pero Macri tiene serios límites para abarcar algo más que el peronismo sin liderazgo. Ni el radicalismo ni Elisa Carrió aceptaron nunca su cercanía política, aunque tampoco el jefe capitalino hizo muchos esfuerzos personales por cambiar esa situación. Influyen prejuicios ideológicos, es cierto, pero también resquemores personales que Macri nunca trató, al menos, de disipar. Es lo que hacen todos los que quieren alcanzar la principal poltrona de la política argentina: se dedican a sumar y dejan las restas para el territorio de lo inevitable.

El desafío, ahora crucial, por la conservación de la Capital debe inscribirse también en un proceso demasiado extendido en el tiempo, y confuso en sus métodos, para elegir un sucesor de Macri. Hace demasiado tiempo que Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta están esperando una bendición para erigirse como sucesor del líder capitalino, pero ninguno supo nunca cómo y cuándo llegaría ese momento ni qué método lo precedería. Ultimamente sucedió que la imagen positiva de Cristina Kirchner bañó también las playas capitalinas y que la Presidenta tiene, entre tantos aspirantes con más audacia que posibilidades, un candidato en condiciones de pisarle los talones al macrismo. Es el senador Daniel Filmus, que ya en 2007 obligó a Macri a ir a una segunda vuelta en la Capital, aunque el actual jefe de gobierno ganó ampliamente el ballottage. En rigor, sólo Macri podría asegurar en las actuales condiciones que el oficialismo capitalino se impondría sobre Filmus.

Otro error no compete sólo a Macri, sino también a sus socios en las...

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