Macri no quiere echar nafta al fuego

Hay una empresa cuyo comportamiento puede revelar en los próximos meses gran parte del rumbo del Gobierno. Es . La fue en los últimos días motivo de conversación por varias razones. El más visible, el modo en que se desmoronó el valor de su acción, que pasó de algo más de 27 dólares en enero a 13,90 después del despido de del Gobierno. Ese reemplazo en el Ministerio de Energía, que justificó delante de su exministro en un pedido expreso del ala política de Cambiemos, infundió en ese momento perturbación en el mercado: ¿podría la Argentina retomar una senda que parecía haber abandonado con el kirchnerismo, la política de precios administrada?Es cierto que esas incógnitas no empezaron con la partida de Aranguren, sino antes, en abril, con la última corrida cambiaria, cuando desde el Ministerio de Energía se decidió convocar a las petroleras para atenuar, mediante un acuerdo sectorial, como en los viejos tiempos, parte del traslado de la devaluación a los surtidores. : los efectos de esas decisiones, que consistían básicamente en que las petroleras postergaran los aumentos hasta tanto se tranquilizara la situación, se percibieron en los últimos días con una leve pero incipiente escasez en el suministro de algunos combustibles, tal como informó ayer este diario en . "En algunos puntos del país hay cuotas para la venta de gasoil mayorista: el agro sabe que va a subir y lo está stockeando", dijeron ayer en una petrolera.Una canción que esta industria ha escuchado infinidad de veces con casi todos los gobiernos y bailó siempre del mismo modo: a mal precio, a nadie le conviene vender. Para evitarlo, el Gobierno decidió dar de baja los acuerdos y encarar un diálogo personalizado con las petroleras. "Precios responsables", es el eslogan con que los funcionarios suelen recibir a los ejecutivos de la industria. Así, los surtidores venden hoy y gasoil calculados a 65 dólares el barril, que cerró ayer en Londres a 76,79. Ese desfase es el motivo de la restricción actual: cuando la economía no ajusta por precio, lo hace por volumen. Por ahora el problema lo tiene YPF, que optó por atenuar los aumentos pese al malestar del resto del sector. Los anunció desde el sábado entre 5 y 8%, mientras Shell, la que eligió el camino menos gradual, los aplicó desde el martes entre 9 y 12%. El resultado también es conocido: al ofrecer el precio más barato, la petrolera estatal recibirá el aluvión de demanda que deje su competidor. Otra vez Shell. Ya no está Guillermo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR