Macri y el camionero abrieron una tregua tras los tensos cruces

pobló la sala con su voz cuando aclaró que no había sido invitado ayer a la puesta en marcha de una clínica médica del sindicato de los camioneros. "El Presidente no fue invitado. Sí había sido invitado el 15 de diciembre, que se suspendió por razones particulares [por el paro de la CGT en rechazo de la reforma previsional]. Nunca me gustó estar detrás de ningún gobierno. A nadie le sumaba que esté, ni a él ni a nosotros", dijo el jefe camionero durante el acto de apertura de una clínica sindical.

Apiñados en el escenario, a menos de un metro del anfitrión, se veían incómodos el ministro de Trabajo, Jorge Triaca; el vicejefe de gobierno porteño, , y el titular de la Superintendencia de Servicios de la Salud, Sandro Taricco. Los representantes del oficialismo no se quedaron atrás y contraatacaron cuando se les cedió el micrófono.

Triaca felicitó a Moyano por la inauguración del sanatorio y le transmitió los saludos de Macri. Y llamó a "salir de las discusiones que nos entrampan" y pidió "poner las barbas en remojo" para activar una "mesa de encuentro". Dio la sensación de que el mensaje fue edulcorado sobre la marcha con invocaciones a la unidad.

Santilli, quien negoció durante años con Moyano los acuerdos por la recolección de residuos en territorio porteño, intentó poner paños fríos. Pero durante su discurso apeló a una palabra que sacudió al auditorio sindical: transparencia. "Más allá de la invitación o no [al Presidente], tenemos que unirnos para generar trabajo. La gente nos quiere ver dialogar, trabajar juntos. Necesitamos más trabajo, más inclusión y más transparencia", dijo el número dos de .

El cruce retórico, con algún pase de facturas subterráneo, tuvo como testigos privilegiados a Lilana Zulet, esposa de Moyano; a los hijos del camionero; a dirigentes sindicales de otras organizaciones, y a la cúpula de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas, que lidera Daniel Indart.

No bien terminó la puesta en escena, Triaca y Santilli se fueron. No se quedaron al cóctel y saludaron al anfitrión al paso, en medio de su presurosa salida. En el transcurso del día, según testigos, hubo un cruce de mensajes telefónicos para aplacar la tensión que se había vivido en la sala de la planta baja del Sanatorio Antártida. Del último intercambio se abrió una negociación en marcha: Moyano pidió ver al Presidente. Todavía no habría tenido respuesta.

La tensión expuesta durante el acto, sin embargo, no es un quiebre en...

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