Para Macri, la batalla porteña adquiere inesperada relevancia

terminó de confirmar ayer que será candidata a diputada en la ciudad de Buenos Aires por una alianza entre Pro y la Coalición Cívica. Esa postulación pone varias novedades en escena. Al representar al oficialismo en uno de los distritos más visibles del país, el conflicto entre Carrió y el presidente de la Corte, , no sólo se mantiene vivo. Se vuelve más complejo. También se abre una incógnita sobre la identidad de Cambiemos: el radicalismo porteño, que postula como diputado a , no consiguió que se celebre una primaria. Por lo tanto, queda excluido de una coalición que sobrevive en los demás distritos y que es crucial para el Gobierno en el Congreso. Estas definiciones abren alineamientos no previstos. Los argumentos y, sobre todo, la agresividad de la competencia serán determinantes para todo el juego de poder. El mapa se reconfigura. Las elecciones bonaerenses siguen siendo el gran examen para . Pero la batalla porteña adquiere una relevancia inesperada.

Macri y acaban de contraer otra deuda inestimable con Carrió. La líder de la Coalición Cívica selló con ellos un acuerdo que convalida la exclusión de Lousteau. La decisión todavía está buscando su fraseo. A fines de diciembre, Larreta dijo ante LA NACION que "Cambiemos no existe en la ciudad". Carrió lo formuló ayer de otra manera: "Cuando Lousteau fue candidato a jefe de gobierno, yo ya estaba en Cambiemos. Lousteau no es Cambiemos y yo voy a estar con Cambiemos". Habría que salvar un detalle: cuando Lousteau fue candidato a jefe de gobierno, su segundo fue Fernando Sánchez, álter ego de Carrió. La geometría de Cambiemos nunca fue perfecta.

La discusión no es anecdótica. La carrera de Lousteau está impulsada por una estrategia de largo plazo de la UCR porteña. Allí consideran que Fernando de la Rúa, al ceder la candidatura a jefe de gobierno a Aníbal Ibarra, entregó una plaza indispensable para una fuerza dirigida a los sectores medios. Ese presunto error es insignificante para explicar la debacle partidaria. Pero alimenta una creencia en esos dirigentes: la UCR sólo saldrá de su interminable agonía si vuelve a representar a los porteños. Para eso, razonan, Lousteau debe arrebatarle la ciudad a Larreta en 2019. Carrió colabora con la obstrucción de esta estrategia.

Fastidiados, los radicales apelan, como siempre, al ritual institucional. Recuerdan que en 2015 se constituyó Cambiemos en la ciudad, con Pro, la UCR y la Coalición Cívica. Y que la mesa nacional de Cambiemos, en octubre...

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