Más que superclásico, superbochorno

En el fútbol argentino el show siempre debe continuar, aun en medio de la barbarie y pese a que la vida de uno de sus protagonistas esté en riesgo. Eso fue lo que quedó en evidencia en el bochornoso superclásico entre Boca y River. El regreso del equipo millonario a la Bombonera tras su paso por el Nacional B permitía presumir que el partido del domingo último no era uno más entre los clásicos rivales, que la chispa de violencia que habitualmente se enciende en los enfrentamientos entre ambos esta vez era una llama fácilmente visible y contra la cual había que actuar preventivamente.Esto, que parecía tan obvio y que efectivamente lo era, se les pasó por alto justamente a quienes más atentos debían estar: los dirigentes de Boca, responsables de la organización del espectáculo por ser locales, y los efectivos contratados para el operativo de seguridad. Así fue, aunque cueste creerlo, por más buena voluntad que se tenga a la hora de analizar los hechos.Frente al enorme despliegue de elementos prohibidos que hicieron algunos sectores de las tribunas locales, cabe sólo una pregunta: ¿los dirigentes de Boca y los responsables del operativo de control son completamente incapaces de organizar un espectáculo o directamente fueron cómplices de los vándalos que desataron la barbarie?A través de declaraciones de su secretario general, César Martucci, Boca pareció elegir el camino menos complicado a la hora de dar explicaciones: "Pudo haber falencias en el control, pero no complicidad" con los violentos, dijo el dirigente.Resulta inquietante, también, que 48 horas después el doctor Carlos Stornelli, responsable de la seguridad en Boca, simplemente tenga la sensación de que la pirotecnia y demás elementos fueron ingresados en el entretiempo del partido. Tener la sensación y saber poco y nada parece lo mismo en este caso.Nada dijo, aún, el presidente del club, Daniel Angelici, de quien cabe esperar explicaciones definitivas y concluyentes.Si efectivamente fue como dijo su secretario general, Boca debería ser inhabilitado por largo tiempo para organizar partidos en su cancha o, más aún, sufrir una quita...

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