La luz de la altura

Hace falta saber para contemplar la belleza, o la belleza se impone por sí misma, sin mediaciones? Esa discusión es ya un poco superficial: en el fondo, sabemos que pasa lo uno y pasa lo otro. Lo bello no necesita explicaciones, pero las explicaciones no menoscaban su poderío y, a veces, nos preparan para que otras formas más esquivas de lo bello se nos resistan menos. La Divina Comedia es una de las variedades de la belleza y está colmada de anotaciones, bibliografía, interpretaciones y sobreinterpretaciones. ¿Son imprescindibles? No. ¿Son desdeñables? Tampoco. Lo notable es que si uno espiga esas fuentes secundarias, irá descubriendo (y esto es válido no solamente para Dante) que algunas de ellas pueden convertirse en primarias, y eso quiere decir que su existencia no subsidiaria de aquello de lo que hablan. Uno de esos casos, por lo menos, para no salir del tema, son los dos libros que el teólogo Romano Guardini le dedicó a Dante y a laGuardini fue un escritor de primera línea. El espíritu de la liturgia es uno de mis ensayos preferidos. Todo está en su lugar, todo está bien pensado y bien dicho. Escribió...

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