Luis Majul: 'Atrapada sin salida'

Causa Vialidad. Cristina Kirchner en su despacho de Congreso ante de comenzar con su defensa

Cristina hizo lo imposible por despegarse de las acusaciones y del pedido de 12 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos.

No pudo.

Atrapada sin salida, hoy fue un poco más allá: amenazó a los fiscales y a los jueces, vinculó la causa al atentado contra su vida y, como siempre, metió por la ventana a los medios, diciendo que detrás de las cámaras de televisión llegó la persona que le quiso pegar un tiro.

Su problema no es el fiscal Luciani, ni los jueces, ni la televisión.

Su problema, del que no puede zafar, se llama Lázaro Báez.

Fue muy curioso.

Porque ella, la reina de la sobreactuación, acusó a Luciani de histriónico. Y en simultáneo desplegó todos sus dotes de, como diría Adrián Suar, actriz de telenovela.

Para empezar, volvió a utilizar el despacho público del Senado, como si fueran sus oficinas particulares.

Para seguir, arrancó, de entrada, con una falsedad: diciendo que le fue negado el derecho de defensa y que se encuentra en absoluto estado de indefensión.

Y trascartón, se autocelebró, felicitando a sus abogados, por haber "desmontado las increíbles mentiras de Luciani y Molas".

La parte de la actuación, la inflexión de voz y el histrionismo, para usar su propia mirada, lo dejó para hablar de ella misma. Para decir, palabra más, palabra menos, que la historia ya la absolvió.

Una vez más. Qué curioso: es el mismo argumento que utilizaron los militares de la dictadura, en el juicio a las juntas.

Pero lo de hoy fue un poco más grave.

Porque ella se dirigió, directamente, al juez Jorge Gorini, a quien la semana pasada le tiraron un artefacto no explosivo en la puerta de su casa, para pedirle que se pusiera en su lugar, mientras revoleaba carpetazos hacia el fiscal, el propio juez y Mauricio Macri.

Alguien, algún bendito día, le tendría que llamar la atención sobre su propia responsabilidad.

Porque lo que acaba de hacer es bajar una línea clara a su grupo de tareas, vincular al atentado con figuras de Juntos por el cambio y el Pro y usar el juez Gorini como el nuevo blanco móvil de su militancia cabeza de termo.

Por lo demás, lo que ella denomina mentiras de los fiscales no pudieron ser refutadas.

¿Qué importancia tiene, para el núcleo de la acusación, esgrimir que a austral construcciones, su gobierno no le pagó el 100 por ciento de las obras, sino que se le quedó debiendo dinero?

Primero, ni ella ni Beraldi exhibieron...

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